CAPÍTULO 8

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MARATÓN 3/5.

CESAR PARRA.

- Pase - digo al escuchar un toque en mi puerta. Alaia entra y le sonrió, mientras camina hacia mí con una carpeta en su mano - ¿En qué puedo ayudarte, Alaia? - saboreo cada letra de su nombre, mientras pronuncio su nombre.

- Quería pedirle que revisara los informes para la junta de mañana, encontré unos cálculos que a mí pareceré no están bien - la miro sorprendido y tiendo mi mano para que me pase la carpeta, lo hace y nuestros dedos se rozan haciendo palpable esa corriente, esa tensión que hay entre nosotros y que en tres días ha incrementado al 100%.

Le pido que me muestre y creo que esa no fue una gran idea. Su cercanía me hace sentir pequeño, mientras que el olor de su perfume que me resulta tan conocido me embriaga.

"Concéntrate Parra - ríe mi subconsciente, pero luego se burla al saber que es imposible"

- Es cierto - confirmo al ver el error del informe - Puedes pedirle Jacqueline el primer archivo de este informe para que lo revisemos juntos.

- Por supuesto - su voz está llena de emoción y cuando la miro estamos solo a centímetros de nuestros rostros, trago en seco al verla morder su labio y aunque mis manos pican por tocar la suave piel de su rostro, ser yo quien bese y muerda su labio me contengo. La miro a los ojos y esa voz se reproduce en mi mente.

"Doy fe y testimonio que esos labios son deliciosos, pero me gustaría ser yo quien los muerda.

Que te lo impide, Cesar. Bésame"

- ¿Está bien, señor Parra? - la pregunta de Alaia me trae a la realidad, la miro y parece preocupada.

- Sí, solo fue un déjà vu como dicen - intento sonreír - Entonces ¿La carpeta y un café?

- ¿Muffin o bocadillo?

- Bocadillo, por favor - ahora me preguntó cómo sabe que en las tardes prefiero algo salado en vez de un muffin.

- Saliendo en cinco - dice y eso me recuerda a Gala.

Una hora después hemos resuelto el problema y mientras Alaia hace unos apuntes, me permito el inmenso placer de observarla detenidamente, es realmente hermosa. No me imagino lo que debió haber sufrido cuando su esposo murió, salir adelante por sus hijos, aunque su alma estuviera destrozada, estar sola durante el embarazo, el día que nacieron sus hijos, ser padre y madre para ellos.

- Disculpa la intromisión, Alaia. ¿Te puedo preguntar algo? - digo y me remuevo incómodo en mi silla.

- Claro - deja el bolígrafo sobre la carpeta y me mira.

- ¿Cómo falleció tu esposo? - sus ojos se abren como platos y veo un deje de tristeza en los mismos. Qué estúpido soy ¿Para qué pregunto eso? ¿Para qué remover esa herida? - Si es algo incómodo para ti, no... - ella niega, un gran suspiro se escapa de su boca y luego comienza a hablar.

- Una noche íbamos de regreso a casa, después de una cena - cierra los ojos recordando ese momento - Estábamos parados en el semáforo esperando la luz verde, un camión apareció de la nada y nos embistió, un mes después lo perdí - su voz se quiebra, mientras lágrimas ruedan por sus mejillas - Desde esa noche cayó en coma, no sabía qué hacer, yo solo lo quería de vuelta, lo necesitaba más que a nada me perdí con él y mi alma se cubrió de una terrible sombra, quería morir por no poder estar a su lado. Los días se convirtieron en noches. Noches eternas - agrega y sonríe con tristeza - Pero ya no éramos solo él y yo, dos angelitos necesitaban de mí y eso hizo que mi vida recuperara la luz que él se llevó.

Te quiero de vuelta👨‍👩‍👧‍👦✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora