Te quiero de vuelta👨‍👩‍👧‍👦✨️

CAPÍTULO 7

MARATÓN 2/5.

T/N PEREYRA.

Ser madre soltera no es nada fácil, es una gran responsabilidad que implica mucho trabajo y sacrificio, y se hace aún más difícil cuando los niños empiezan a demandar tiempo y cariño, el cual solo le puedes dar en la justa medida para poder cumplir con todas las responsabilidades. Sientes sus anhelos como un reclamo y piensas que no lo estás haciendo bien, aunque estés dejando tu vida en la tarea de que tus hijos sean felicites.

Para mí ha sido más difícil no por todo el trabajo que implica ser madre de mellizos, sino porque he tenido que mentirles acerca de su padre, decirle que él está en el cielo y que desde allá nos cuida, todo por protegerlos.

Ahora que estoy en esta oficina y sé que él está detrás de esa puerta ajeno a todo lo que está pasando y yo sin poder hacer nada para recuperar nuestras vidas me duele mucho.

Sé por Jacqueline que los hombres de la familia Parra y el abuelo Paul vienen almorzar con Cesar el primer lunes de cada mes y no sé cuál será su reacción, si alguno de ellos llega a reconocerme, solo sé que tengo que jugármelas si quiero recuperar mi familia.

Al entrar al comedor todos quedaron en silencio y sé que me reconocieron en el especial el abuelo Paul, su mirada era de complicidad, agradecimiento y ternura. Christian, por su parte, no ha cambiado en nada y sigue siendo el mismo casanova, adulador de siempre, aunque yo creo que se resguardó en eso para ocultar su sorpresa. Carlos sigue igual con un corazón gigante y con mucho amor. Ramón me asusta mucho, él me amenazó hace años con destruirme y si sabe que regrese con mis hijos es capaz de quitármelos y meterme en la cárcel e inventar otra de sus historias. Pero no se lo voy a permitir y por la forma en que confronto su mirada se lo dejo muy claro, si me reconoció debe saber que esta vez vengo con todo. Por su parte, Cesar sigue siendo el mismo celoso y posesivo de siempre, aunque no me recuerda.

Cuando salgo del comedor tomo mi hora de almuerzo y voy hacia el comedor de empleados no porque tenga hambre sino porque necesito aclarar mis ideas, me sirvo un sándwich y un vaso de jugo para luego ir a una mesa apartada. Tengo mi vista fija en la pared, pero una voz gruesa me hace voltear.

- ¿Me puedo sentar? - me encuentro a Taylor con una bandeja frente a mí.

- Sí, claro - digo algo nerviosa, jala una silla para sentarse frente - Buen, provecho - simulo beber de mi jugo, él asiente y me mira por unos segundos, los cuales parecen horas, su mirada es de reconocimiento y confirmación, sonríe complacido y bebe de su jugo.

- Bienvenida a casa, señora Parra - susurra y yo abro los ojos sorprendida.

- Taylor...yo...de qué...no sé de qué hablas - digo nerviosa y bajo la cabeza - Estás equivocado - levanto la vista y él está sonriendo.

- No se preocupe, señora. Su secreto está a salvo conmigo y de ahora en adelanté yo los protejo.

- Pero...

- Pero nada, señora. Mi trabajo ha sido siempre cuidarlos. Cuando desapareció de Phoenix la busqué hasta bajos las piedras, pero me fui imposible buscarla. Por fin regreso y ahora que regresaron yo los protejo de quien sea - dice haciendo alusión a los Parras.

- Gracias - susurro con lágrimas en los ojos y tragándome el nudo en mi garganta - Lo siento, pero tuve que hacer todos esto - paso la mano por mi pelo - Para protegernos - él me da una mirada tranquilizadora y continúa hablando.

- ¿Y los niños? - pregunta con ternura - Paul y Ana Julia, ¿Cierto? - asiento.

- Ellos están bien - sollozo, él agarra mi mano y me hace mirarlo.