CAPÍTULO 23

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MARATÓN 2/4.

T/N PEREYRA.

Después de hablar con Cesar, mi ánimo mejoro considerablemente y la sonrisa en mi rostro lo demuestra. Jacqueline me mira con curiosidad, pero no dice o pregunta nada, ella es la discreción hecha persona, aunque sé, que se muere de ganas por hacerlo.

Mi madre fue por los niños al colegio y eso me quito un gran peso de encima, a veces me pregunto qué fuera de nosotros si ella no estuviera cerca.

- ¿Esta noche vas a la cena con el señor Parra? - dice Jacqueline revisando la agenda.

- Eso parece - me encojo de hombros y ella niega, mientras sonríe con picardía.

- ¿De qué te ríes? - le digo con curiosidad, ella vuelve a negar - Jacqueline por favor no me puedes dejar así ¿Está mal que yo lo acompañe?

- Claro que no - dice con diversión - Desde que llegaste a esta empresa el señor Parra está diferente.

- ¿Diferente bueno o diferente malo? - pregunto con curiosidad.

- Esa sonrisa que trae tatuada a su rostro no puede ser mala. ¿O sí? - niego y siento como se calientan mis mejillas - Me alegro mucho por ustedes, solo cuídate de esas mujeres que quien incoarle el diente - su frase me hace reír, en ese mismo instante la puerta del ascensor se abre, las dos miramos en esa dirección y la sonrisa que tenía es desplazada por una mueca. Jiapsi Yáñez, no quiero a esa mujer cerca de Cesar - Empezando por ella - susurra y yo asiento, mientras la veo caminar con aires de superioridad hacia nosotras.

- Buenas tardes. ¿Cesar está? - la arrogancia está plasmada en cada palabra y hace como que yo no estoy aquí.

- Sí, señorita Yáñez - responde Jacqueline - Solo déjeme verificar a qué hora estaba pautada su cita.

- No tengo cita. Además, sabes que no la necesito. Llámalo y dile que estoy aquí, de seguro me atiende.

- Solo...

- Llámalo - ordena.

Jacqueline hace lo que le dice y para sorpresa de las dos él decide atenderla, me da una mirada triunfal y se va hacia la oficina.

- Es una zorra - susurra Jacqueline - Le sirves el café - me guiña un ojo y esa es una señal para que marque mi territorio, me levanto de la silla y voy hacia la cocina.

Entro a la oficina llevando una bandeja con dos tazas de café, la azucarera, el muffin y crema. Bajo la atenta mirada de Cesar dejo las tazas frente a ellos.

- Gracias, Alaia - dice Cesar sonriendo.

- Siempre a la orden, señor Parra - le regalo una de mis mejores sonrisas y le guiño un ojo.

- Podrías servirme un muffin - la voz de Jiapsi nos saca de nuestra burbuja y cuando la miro parece que quiere sacarme los ojos.

- Por supuesto, señorita - le sonrió, pero antes de salir me inclino hacia Cesar y le susurro al oído - Te amo - él me mira sorprendido y cuando me incorporo veo que sus ojos no dan crédito a lo que ven, levanto una ceja y le sonrió de lado y sin necesidad de decir nada más hago mi camino hacia la puerta.

Me imagino que ella le está haciendo muchas preguntas en este momento y él le está dejando claro las cosas.

De regreso a la oficina la escucho gritar como loca y me detengo detrás de la puerta para escuchar lo que dice

- No lo puedo creer - dice horrorizada - Como es posible que hayas caído tan bajo. Esa mujer...

- Esa mujer es mi novia ahora y así será por mucho tiempo. Así que te pido que la respetes y cuides tus palabras - dice Cesar enojado.

Te quiero de vuelta👨‍👩‍👧‍👦✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora