Te quiero de vuelta👨‍👩‍👧‍👦✨️

CAPÍTULO 19

T/N PEREYRA.

El camino de regreso a casa paso en un silencio algo incómodo y nuevo para mí, ya que los niños siempre tienen algo que decir o preguntar, pero esta vez no lo han hecho. Paul ha de estar molesto porque no accedí a su rabieta y al final no le compre ni uno ni el otro, espero no me odie, pero él debe aprender a respetar y a ganarse las cosas, saber que con berrinches y arrebatos no va a conseguir todo lo que quiere. Suspiro profundo y me cuestionó si la crianza que le he dado a mis hijos ha sido la mejor, si el hecho de no tener una figura paterna nos está pasando factura y puede que dentro de unos años tenga un adolescente rebelde metiéndose en cada problema. Siento una mano envolver la mía y desvío mi mirada a Cesar quien me mira con algo de preocupación, sonrió sin ganas y aprieta mi mano diciéndome que todo va a estar bien. Los dos miramos hacia el asiento trasero donde los niños se quedaron dormidos, sonrió con nostalgia, mientras Cesar me atrae a él para besarme suave.

- Te amo - susurra en mis labios - Mejor dicho, los amo - mira a los niños y me guiña un ojo antes de poner el auto en marcha otra vez...

Al llegar a la casa Cesar ayudo a los niños a organizar sus materiales y yo estoy preparando una lasaña para el almuerzo, vierto la bechamel sobre la pasta, el queso y listo para llevar al horno.

- Mami - dice Paul con voz entrecortada, lo miro, mientras seco mis manos con la toalla de la cocina, sus mejillas están rojas y sus labios tiemblan.

- ¿Quieres algo? - intento ser dura, pero se ve realmente derrotado y triste.

- Perdóname, mami - susurra y llevo la mano a mi boca para ocultar mi sorpresa - Prometo que no lo vuelvo hacer y que me voy a portar bien. Te amo mucho, mami.

- Oh, mi niño - susurro emocionada, lo recojo del piso y lo aprieto contra mi pecho, lo escucho sollozar en mi cuello - Ya, corazón. No llores - saco su cara de su escondite y limpio sus lágrimas.

- ¿Me perdonas? - susurra.

- Claro que sí, amor. Solo cumple con lo que prometiste y pórtate bien.

- Gracias, mami - me vuelve abrazar y escucho una risita detrás de nosotros, me volteo y veo a Ana Julia en brazos de Cesar, los cuales se han vuelto su lugar favorito, los dos sonríen con complicidad y es innegable el parecido entre ellos dos.

- ¡¡Abrazo de todos!! - grita mi niña, los veo acercarse para luego envolvernos en sus brazos, los cuatro reímos a carcajada y me siento feliz de compartir estos momentos con mi familia...

- Señor Jesús te damos gracias por la vida, por la familia, por los alimentos tan ricos que preparo mi mami para nosotros, pero sobre todo te damos gracias por Cesar - dice Ana Julia, abro los ojos para ver a Cesar sonreír emocionado por las palabras de mi hija, mientras da gracias, sus ojos brillan de felicidad y me cacha mirándolo, pero cuando mi niña vuelve hablar cerramos los ojos - Te pido que lo dejes para siempre con nosotros y que lo cuides mucho muchísimo. Amén.

- Amén - decimos todos y levantamos la cabeza, detengo las lágrimas que amenazan con salir y le sonrió a Cesar, luego a mi niña. Ese es el llamado de la sangre.

- Ven acá, princesa - le pide Cesar con voz ronca de la emoción, ella se levanta de su asiento y camina hacia él y cuando la tiene frente a él la abraza fuerte y ella se aferra a sus brazos, veo la escena llena de emoción y mi madre no ha podido contenerse y llora a moco tendido - Te quiero mucho, mi niña - dice mirándola a los ojos, mi madre suspira, se pone de pie y sale del comedor.

- Yo a ti, Cesar. Eres el mejor del mundo mundial - eso nos hace sonreír a todos. Ana Julia vuelve a su silla y yo me dispongo a servir la lasaña.

No se le que pasa a mi madre, pero desde que llego la noto pensativa, triste, preocupada. Más tarde voy a preguntarle que le sucede, voy a darle tiempo a que lo procese y luego lo hablaremos.