Capitulo 18 : Ausente

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Al cerrarse la puerta Aziraphell soltó un suspiro de tranquilidad, su corazón estaba agitado y sus emociones estaban sobrepasando su limite. Ocasionando un ligero mareo, pero lo habia hecho. Habia enfrentado a su abuelo y habia ganado su libertad, le fue difícil, pero no imposible, el recordar cada palabra hiriente le dio fuerza para encararlo. Ahora, tenia algo mucho mas importante que hacer y sin tiempo que perder, salió para buscar al amor de su vida y disculparse con el, tomo sus llaves junto con su saco, al salir pudo ver a Hastur y a Ligur quienes al verlo asomándose por la puerta fueron directo con el.

Lo primero qué  hizo fue presentarse con la pareja y fue ligur quien se disculpo por cualquier inconveniente que pudieron ocasionarle ellos y la gente de beelz, pero como ya sabia, solo obedecían ordenes de Beelzebu.

Con esto ultimo, Aziraphell confirmó lo dicho por su amiga, ni su hermano ni Crowley sabían sobre la gente que se mantenían vigilándolo, por una parte se sentía aliviado pero por otra se sentía culpable por no haberle creído a su pelirrojo, pero eso era cosa que dejaría para otro momento, ahora necesitaba encontrarlo.

-Disculpe señor, pero, no saben donde estará Crowley en este momento, necesito hablar con el urgentemente.

-Llámame Hastur… y sobre Crowley… conozco varios lugares en donde ese infeliz puede estar, unos peores que otros…

-Peores? -el miedo se apodero del rubio, su imaginación lo llevo a feas situaciones en las que su amado se pudiera llegar a meterse por despecho y decepción.

-No quiero oírme cobarde…. Pero, tenemos ordenes de mantenerte seguro y no podemos decirte sobre esos lugares, mucho menos llevarte, Beelzebu nos cortaría las cabezas y no las de arriba.

-Pero necesito verlo, hablar con el…

-Por ahora Crowley quiere estar solo, no quiere saber de nada ni de nadie, así que si me permites aconsejarte: vuelve a tu librería y espera de su regreso. Es lo mejor y talvez lo único que puedes hacer sin exponerte, créeme, que si te expones a esos lugares lastimaras mas a ese idiota y de por si miserable.

-Pero… necesito disculparme, decirle que… lo amo.

Con dolor y resignación dio media vuelta para entrar a la librería, al cerrar la puerta tubo de nuevo la triste sensación de soledad que invadía su mente y como una lluvia torrencial que ahogaba su corazón, sentía que la respiración le faltaba, sabia que nadie en el mundo lo amaría tanto como Crowley, que desde que lo conoció se sentía tan libre y amado, no habia pasado ni 1 hora desde que se fue, pero ya lo extrañaba como si hubieran pasado seis mil años. Desde sus delgados pero fríos y finos labios, hasta su aroma embriagante, una dulce mezcla de buen whisky con loción algo exquisita.

No habia duda, sin su presencia la tienda se sentía mas vacía, oscura y sola, cosa que le dolía hasta el alma, todo lo recordaba a el, las pinturas, las cortinas rojas, los bustos que tenia, todo! ver el sofá e imaginar la silueta de su amado recostado sobre el o en la silla frente al escritorio mientras el leía o trabajaba, quería regresas a esos días, pero prefirió seguir el consejo de su guarda espalda y no buscarlo, por ahora, esperar era lo único que podía hacer, pero dolía como una apuñalada en el corazón y los sentimientos de culpa por supuesto que no faltaron, se repetía a si mismo que si hubiera aceptado irse con el, nada de esto estaría pasando y Crowley con el, pero como dicen: el hubiera… no existe.

Paso el tiempo, dos largos y tortuosos meses, aun no se tenían noticias de Crowley, el mismo día que se fue de la librería renuncio a su trabajo como maestro sin dar un motivo, tampoco la directora Goodness indago mucho, así como llego se fue, dejando un vacío también en Muriel quien le habia tomado cariño en tampoco tiempo.

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