La Gratitud de una Diosa.

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10 años atrás

Los tronos de Asgard, forjados con el frío resplandor de las estrellas, siempre me habían parecido el símbolo supremo del poder

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Los tronos de Asgard, forjados con el frío resplandor de las estrellas, siempre me habían parecido el símbolo supremo del poder. Pero hoy, al sentarme junto a Odin, sentí que las paredes doradas de la sala del trono se estrechaban, como si los mismos Dioses que nos miraban desde sus tallas en las columnas quisieran ahogarme con su indiferencia. La voz de mi esposo, normalmente firme y resonante, flotaba sobre mí como un eco distante, hasta que sus palabras finalmente me alcanzaron, cargadas de un peso que no podía ignorar.

- Ophis Ouroboros está aquí, en Asgard.

Comenzó, sus ojos, tan profundos como el abismo entre los mundos, clavándose en los míos. Sentí cómo mi corazón se detenía, la sangre helándose en mis venas. El nombre de Ophis, la serpiente eterna que se devora a sí misma, siempre había sido sinónimo de caos y destrucción. Sabía que su existencia era una amenaza latente, pero jamás imaginé que se acercaría tanto a nuestro reino, a nuestros salones.

- Odin, ¿Qué significa esto?

Mi voz salió en un susurro, apenas reconociendo el temblor que la atravesaba. El miedo no era una emoción común para mí, Freya, la Diosa de la guerra y del amor, la portadora de las runas del destino. Pero en ese instante, no era más que una mujer enfrentándose a lo desconocido.

- Ophis no está sola.. trae consigo a su hijo.

Por un instante, todo a mi alrededor pareció desvanecerse. No eran las palabras en sí, sino lo que significaban. El hijo de Ophis.. un ser que nunca había sido mencionado, del que nunca habíamos oído hablar. ¿Cómo podía existir algo tan crucial, tan catastrófico, y nosotros, los Dioses de Asgard, haber permanecido en la ignorancia?

- Este hijo.. es la clave de nuestra supervivencia. Si está feliz, Asgard prosperará. Si no lo está...

La voz de mi esposo se desvaneció, dejando la amenaza suspendida en el aire, más terrible por su indefinición. No pude evitar levantarme de mi asiento, el oro de mis ropas ondeando como un río de luz en la penumbra del salón.

Caminé hasta la ventana, mirando hacia el horizonte donde los campos de Asgard se extendían como un mar dorado bajo la luz del sol. Mi mente era un torbellino de pensamientos y temores. ¿Qué clase de criatura era este hijo? ¿Cómo podía su bienestar determinar el destino de Asgard, un reino que se había mantenido firme frente a gigantes y demonios, ante las sombras de la muerte misma?

- Freya, no hay tiempo para dudas. Ophis ya está aquí, y sus intenciones aún no están claras. Debemos asegurarnos de que su hijo sea.. complacido.

Sentí su mano cálida sobre mi hombro, pero su contacto no logró disipar el frío que se había asentado en mi corazón. Asgard siempre había sido un lugar de certezas, donde el destino de los hombres y los Dioses se tejía con firmeza. Pero ahora, una nueva variable había sido introducida, una que amenazaba con deshacer los hilos del propio tejido de nuestro mundo.

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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