𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; outer banks

𝐠𝐢𝐫𝐥𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐬

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: masturbación,
sexo oral, engaño (ambas
tienen novio)

Para cualquiera que te viera, eras la mejor amiga. Compartías todo, desde ropa hasta secretos. Ella era la novia obediente de Topper, y la relación floreciente esperada entre Kooks era como tú lo eras de JJ. Pero una vez que estabas sola, eras el epítome de lo prohibido en todos los sentidos.

— ¡Sarah! — jadeaste — Tenemos que parar... — sus dedos trazaron círculos perfectos sobre tu clítoris a través del traje. A pesar de la objeción, tus palmas descansaron sobre la cama detrás de ti y te apoyaste contra su mano mientras ella te observaba encontrar placer en su tacto.

— ¿Quieres que pare? —

— No... — gruñiste mientras ella se movía más rápido.

— Estás empapando tu traje por mí... —

— Mierdaaaa... —

— ¿Más rápido? — asentiste, agarrándole la muñeca — Quería hacerte venir ahí mismo... por la forma en que me mirabas... —

— No podemos... —

— Pero tú quieres... — asintió con la cabeza en señal de desesperada conformidad — Ya estás muy cerca... —

— Mierda, Sarah... Quiero sentirte... —

— ¿Como la última vez? — asentiste mientras ella se reía rápidamente y se quitaba su propio bañador mientras imitabas sus acciones.

— Esto está tan mal... — gemiste mientras ella comenzaba a mecerse contra ti, con un vibrador colocado contra ustedes dos mientras ambas se movían en él desde ese ángulo. Sus pies se posaron junto a tus codos mientras los tuyos estaban en el mismo lugar, miradas de placer se reflejaban en sus rostros mientras se turnaban para tocarse los senos.

— Entonces, ¿por qué estás tan mojada? Puedo sentirte goteando sobre nuestro pequeño juguete... — bromeó.

— Porque no puedo parar... —

— Yo tampoco... Pienso en ti cuando Top me hace sexo oral como lo haces tú... Es la única forma en que puedo venirme... — confesó mientras empujabas con más fuerza.  — ¡SÍ! —gimió en voz alta mientras tus ojos se dirigían hacia la puerta.

— Te imagino cuando JJ me toca con los dedos... — sus dedos rozaron tu clítoris mientras tu boca se dibujaba en una gran O.

— Me encanta verte sentirte bien... Me encanta que sea por mí... — tiraste el juguete sobre la cama y la besaste. Tu lengua devoró su boca mientras continuabas moviendo tu coño desnudo contra el de ella.

— ¿Me imaginas? — preguntaste mientras acariciabas sus labios inferiores — Tal vez no deberías tener que… — Te moviste entre sus piernas, usando el vibrador entre las tuyas, mientras cumplías con tus palabras. Ella entrelazó sus dedos con cuidado entre tu cabello, tirando cuando la acercaste.

— Me encanta cómo me haces sentir... — suspiró mientras relajaba el reciente arco de su espalda.

— ¿Sí? — sacaste el vibrador de tus muslos y lo acercaste a su clítoris.

— ¿Te gusta eso, Sarah? — comenzó a temblar mordiéndose el labio inferior, mientras aumentabas la velocidad.

— Mierdaaaaa... —

— Vente por mí... me encanta verte venir... —

— Siéntate en mi cara... quiero hacerte venir también... — obedeciste, tomando tu posición mientras ella te abría los ojos.

— ¡Mierda! — gritaste antes de darte un festín entre sus piernas. Cada desliz de tu lengua rivalizaba con el de ella como una especie de carrera sexual para ver quién podía correrse primero. Sus caderas comenzaron a moverse primero mientras gemías más fuerte.

— ¡Vas a hacer que me corra! — te advirtió — Va a ser... — se quedó callada mientras la acercabas a tu cara.

— ¡Sííííí! — silbaste al ver la llegada de tu propio orgasmo. Pero mientras ella descendía, presionó el vibrador contra tu clítoris y te sacudiste sobre tu espalda. Su coño descansaba al otro lado.

— Una vez más... Necesito más... —

— Joder, Sarah... —

— Sí... ¡Sí! — su hermoso rostro se contorsionó de placer perfecto mientras te deshacías rápidamente en sus deseos de nuevo. La mezcla de semen manchó el vibrador mientras la empujabas hacia abajo para darle un suave beso.

— Tenemos que parar... — explicaste antes de que ella asintiera.

— Lo sé... — pero mientras se miraban, querían más. Ella compartió esto, subiéndose en ti mientras jugabas con sus pechos.

— Pero no puedo parar... —

— Entonces no... — gemiste mientras deslizabas dos dedos dentro de ella. La encontrabas lista para otro orgasmo. Uno que estabas más que feliz de ofrecerle.

𝐭𝐡𝐞𝐜𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧𝐜𝐡𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐥𝐞𝐬