16. Siena

38 4 0
                                    

Retomamos el camino bajo dos pares de ojos. No sé qué demonios implica para Jessa la mirada de Matteo, pero para mí, la de Erling me está embaucando las piernas.

Me detengo al llegar a la barra, a unos centímetros de Erling. No quiero distraerme de mi objetivo al venir al club. Lidio con todo lo que me provoca Erling en la empresa, aquí, no seguirá haciendo estragos a mi cuerpo, mente y corazón.

Jessa se sitúa a mi lado y cuando la observo se nota nerviosa. Matteo ha provocado mucho en ella.

Le hago una seña al camarero y este se acerca a mí.

— ¿Cuál es el mejor whisky que tienes? —indago.

—Lagavulin —nombra señalando la botella.

—Dos de ese —comento segura, sin ni siquiera mirar el recipiente.

—No es aconsejado para principiantes —dice el bartender con una sonrisa.

—Veamos si es cierto esa teoría —respondo devolviéndole la sonrisa. Él sin insistir va a llenar dos vasos cuadrados con la bebida.

—Jamás he bebido whisky, Siena. Si ese no es para principiantes, entonces, estaré bien jodida. No me favorece estar borracha con este tío a cuatro pasos. Sería una combinación más mala que tener el teléfono en la mano.

Me río del comentario de Jessa y muevo el vaso que el bartender deposita frente a nosotras, hasta el medio de sus manos.

—Que más da. Ese hombre te conoce desnuda hasta ni lo que tú misma te conoces. Te ha visto en miles de escenarios y te verá probablemente en más. Una borrachera no será alarmante para un tio que tiene ya, todo de ti. Disfruta esta noche —aconsejo, aunque joder, también me lo doy a mí misma.

Brindamos y digerimos el primer trago. Yo no conozco de whiskys, sin embargo, le percibo un olor como a brisa marina, a madera quemada. El sabor no puedo definirlo con precisión, a sal o pimienta, pasas. Soy una completa ignorante con los whiskys pero me gustaría saber más, el sabor es jodidamente rico. Una maldita magia, porque se siente delicioso cuando los únicos elementos que he percibido te indican ¿Eso a qué demonios sabe?

Doy otro trago más, afirmándome que fue una buena decisión. Suena No Lie de Sean Paul y Dua Lipa. 

—Vamos a bailar ahora —demando tomando la muñeca de Jessa y arrastrándola a la pista.

Nos movemos al compás de la canción mientras me olvido por completo que nos están observando. La canción es bastante contagiosa y aunque empezamos solo bailando, terminamos cantando a todo pulmón.

—No Lie. Feel your eyes, they all over me. Don't be shy, take control of me. Gat the vibe, it's gonna be lit tonight.

Lo disfruto y Jessa parece pasarlo en grande también. La canción se acaba y nosotras volvemos a la barra nuevamente.

—Otro whisky —pido al bartender.

—El último, Siena —amenaza Jessa.

—Esta delicioso —comento elevando los hombros en un gesto despreocupado.

—Jodidamente delicioso —me corrige Jessa y sonrío.

De nuevo brindamos y otra vez, damos otro buche generoso. La primera vez en su recorrido me ardió hasta lo que no puedo nombrar, pero a estas alturas, pasa por mi garganta sin problema alguno.

Otro trago de whisky, otro más y el vaso queda vacío.

— ¿Pido otro? —le pregunto a Jessa.

—Sí —asegura con mucha emoción. El whisky pasa factura para ambas—. Iré al baño antes.

Cobrando Codicias, cobrando rencores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora