¿Qué? ¿Qué dice? ¿Qué pasa?
Observo a Erling, quién ya se había girado hacia los demás. Me mira sin desconcierto, cómo si supiera de que habla Elkin.
El hombre que dice llamarse mi padre mira con mucho enfado a Elkin, incluso intenta golpearlo, pero Erling intercepta.
La madre de Erling se queda en silencio desde su sitio, mirando la escena.
—Elkin, explícame de una vez que acabas de decir. ¿Qué quisiste decir con eso? Porque la implicada soy yo y soy la única en esta jodida habitación que no sabe.
Elkin se apoya en la mesa y toma mi mano.
—Tu madre; Elvis, el padre de Erling y yo fuimos inseparables en nuestra etapa escolar. No había un solo sitio en el que no estuviésemos juntos. Detrás de la palabra amistad, yo guardaba un sentimiento por ella. Elvis, sabía mi secreto, sin embargo, lo mantuvo oculto hasta que yo fui capaz de decirlo en alta voz. Tu madre llevaba tiempo ocultando lo mismo y fue el propio Elvis el que contribuyó a dar el paso. Mantuvimos una relación de tres años, hasta que mi padre me dejó a cargo de su corporación. Tenía demasiado trabajo a mi cuenta y nuestros encuentros fueron llegando a convertirse en nulos. Ella, tomó un camino distinto. Conoció a este hombre y se fue a ese pueblo. Después de la muerte de mi padre, vendí la corporación y decidí crear esta empresa, que, durante nuestra etapa universitaria, era un propósito. El capital del corporativo de mi padre alcanzaba para ello, así que me dispuse a aportar gran parte del él, esperando por Elvis y tu madre para que tomaran la parte que le correspondía. Elvis se había casado también, años antes en ese pueblo y aunque no lo veía, manteníamos contacto. Me habló de ti y de tu madre. Su vida no estaba siendo fácil así que la busqué. Tu madre jamás me comentó sobre tu procedencia y aunque los años coincidían, me limité a investigar. Tu madre se va conmigo, asegurando volver por ti, más, cuando lo hacía él siempre se negaba a que te marcharas. Según Elvis, tu madre siempre tuvo deudas de quién era tu padre, así que no quería sacarte del lugar que considerabas hogar por suposiciones. El cáncer apareció y comenzó a dañarla bruscamente. Ni con todo el dinero que tenía pude hacer nada. Elvis antes de fallecer, me pide que ayudara a su hijo. Aunque mandaba solicitudes para que se trasladara a la ciudad, él las rechazaba pues no pretendía dejar a su chica en ese pueblo. Se quebró su relación y él vino a mí. Llegaste a la ciudad después y las investigaciones de Erling sobre tu vida, me hicieron descubrir que tú eras la hija de Evelyn. Al principio este chico, se limitaba a soltar otra cosa que no fuese odio, pero un día, conversamos bastante sobre ti. Erling me comentó como habías llevado tu vida y esa actitud de él, no podían asegurarme otra cosa que no eras suya, de lo contrario jamás te hubiese tratado como lo hizo. Ya estabas en casa de Erling, así que me ayudó a realizar una prueba de ADN con tu cabello. Noventa y nueve por ciento de compatibilidad. Fue entonces que le pedí a Erling que te trasladara a mi casa, tu casa.
Mi cerebro hace cortocircuito ahora mismo. Intento generar toda la información recibida y responder, pero mi mente sigue en blanco.
Elkin es mi padre.
¿Estuve años siendo maltratada por este hombre que no era mi padre?
¿Fui esclava de esa casa que no era mía? ¿Esclava de personas que no compartían absolutamente nada conmigo?
Safo mi mano de la de Elkin y me levanto de la silla, situándome ahora frente al ventanal. Miro un punto fuera, que ni siquiera le presto atención.
—Ahora mismo no sé que me provoca más dolor —me sincero—. Si que mi madre me haya dejado en esa casa; el que yo haya sufrido tantos maltratos por un hombre que no era mi padre o el que tú Elkin, no me hayas contado esto desde que puse un pie en tu casa.
ESTÁS LEYENDO
Cobrando Codicias, cobrando rencores
RomanceSiena parte de su barrio en busca de un futuro mejor. Todo lo que tenía: tres viejos vestidos, una cajita de madera de recuerdos y muchas ganas de salir adelante. Las palabras de su padre, «Aquí o en la China, Esme, siempre serás una fracasada» se...