21. Narrador

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Siena se levantó y salió corriendo de ahí. Una vez más, se rompe todo, una vez más él se niega a derribar el muro.

Erling le seguía los pasos, sin intenciones de detenerla. Observando su camino a pocos metros. Lo había intentado una vez más, pero era incapaz de quitar su coraza. No lo diría en alta voz, pero temía estar vulnerable.

Siena se encierra en su habitación del hotel, intentando dormir. El bálsamo que buscaba cada vez que Erling salía con esta situación. Erling por su parte busca consuelo en el bar del hotel.

El divorcio de Erling estaba en marcha y justo le confirmaban la cita para mañana. El accionista de ECar pronto sería un hombre soltero y eso, sabía perfectamente que implicaba un peligro para el control que intentaba mantener.

Uno dormía para no pensar, el otro bebía para no hacerlo. Creían que la solución a su problema estaba ahí y no, era momentáneo, como mismo lo fue su silencio antes.

Erling se apareció en la habitación de Siena, dominado por el whisky. Lo había pensado sobrio, pero solo ebrio se dispuso a actuar.

Se acostó detrás de ella rodeándole con su mano la cintura y se mantuvo en silencio. Siena se quedó tranquila evitando la guerra, otra vez.

Volvieron a Nueva York de la misma forma que salieron. A pocos centímetros de distancia, sin mirarse o hablar palabra alguna. Siena ya había aceptado su decisión. Se marcharía de ahí. Así que fue para su casa para pasar el último día en la ciudad con su padre.

Erling fue a la cita del divorcio.

Siena acompañaba a Elkin bajo el enorme árbol mientras este le relataba historias de su madre. Elkin fue en busca de fotos desde que estaban jóvenes y Siena las pasaba con nostalgia. Pudo estar muy poco con su madre. Cenaron juntos y aunque habían pasado muchas horas en compañía, Elkin no quería separarse de Siena así que se sentaron juntos a ver una película.

El juicio del divorcio de Erling fue una revelación de infidelidades. Faith alegaba las infidelidades de Erling y Erling respondió con lo mismo. Ella también había cometido tal acto y con su propio primo. Así que los alegatos empezaron a cambiar. Cuando se reveló dicho secreto de amorío con su primo, Faith se desmayó.

El divorcio dejaba de contener tanto alboroto para firmar el dichoso papel sin tanto lío.

Siena desayuna con Elkin al día siguiente y tras marcar el lugar latinoamericano al que iría por algún tiempo, le pide a Elkin algunas horas para despedirse de Erling.

Todos hablan de que solo una cosa no tiene solución en la vida y es la muerte; pero, ¿por qué alguien no mencionó el romper por dentro a una persona con un acto? Creemos que sí, que tiene solución; sin embargo, ¿de verdad la tiene? Cuando dañamos a alguien con una actitud, con palabras, con hechos, ¿sana tan fácilmente? No, no lo hace. Su boca puede decir “te perdono”, si lo logra, pero por dentro hay una grieta, que es para toda la vida. La persona dañada puede reír, volver a amar, entender, atender a la persona que la lastimó, pero, hay una marca, que nadie ve, incluso que sí mismo no la puede ver; pero está ahí. Como ejemplos que escuché una vez: toma una vajilla de porcelana y rómpela en mil pedazos, ahora pega esos pedazos y mira a ver si no se queda la marca o al arrugar un papel y volverlo a dejar como nuevo. Los estragos siempre se quedan.

Aún así, el ser humano tiene el derecho de intentar. Intentar reponer un daño que haya hecho. Pegar los trozos rotos de la persona que lastimó e intentar no volver a dejarla caer.

Siena era un ejemplo de ello; de la persona que quería acariciar las grietas que quedaba en el corazón de Erling. Esas grietas que nunca se borrarían pero podía lograr que no las sintiera.

Cobrando Codicias, cobrando rencores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora