Capítulo dos

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«Conocí a mi alma gemela en octubre de 1955, tres veranos antes de conocer al amor de mi vida»

OCTOBER 1955

La primaria de Derry abría nuevamente sus puertas con un—no tan—magnífico inicio de clases, donde los pequeños de primero parecían aturdidos y los mayores de sexto se flameaban por los pasillos creyéndose dueños del lugar, aunque no siempre se trataba de los de sexto, cierto grupo de tres chicos de tercero hacían lo mismo, aunque no era momento para hablar de eso.

Lily Harper, con sus mechones rubio oscuro y sus mejillas rosadas caminaba casi pegada a los casilleros, con la mirada gacha y los hombros caídos en un gesto de timidez. Lily, la misma Lily que un año antes había migrado de su país hacia los Estados Unidos por una crisis, la misma Lily que ese mismo año anterior había llamado «acosador» a Richie Tozier—a quien ya no recordaba—ahora andaba por los pasillos de la primaria buscando su aula correspondiente.

Finalmente se detuvo al doblar uno de los pasillos, observando la puerta de color rojo hasta el otro extremo, con una hoja pegada con un trozo de cinta y letras grandes escritas decía: 2 A. Lily, a pesar de su pésimo inglés, comprendió inmediatamente que era su aula. Pero ahora había un problema. Un gran problema.

Había una distancia de casi cinco metros de donde estaba Lily hasta donde estaba la puerta, el pasillo estaba vacío, demasiado vacío para tratarse de una escuela pública. Suspiro profundamente con nerviosismo y una ligera sonrisa se formó en sus labios, cruzaría el pasillo, abriría la puerta y se encontraría con el aula vacía, solo con la profesora anotando algo en la pizarra con su gis blanco, era sencillo.

«Todo estará bien, es tu primer día y saldrá de maravilla—Pensó, pero todo se fue a la mierda cuando al primer paso que dio se detuvo en seco, con la fuerza suficiente, una mano desconocida jaló su mochila hasta hacerla tambalear, luego alguien la sujetó de los hombros haciéndola girar en una vuelta de 360° y solo entonces logró ver de quién se trataba.

Tenía cabello rubio oscuro—casi el mismo tono del suyo—peinado hacia atrás, sus ojos eran azules y tenía una complexión delgada, con cara de niño pero mirada amenazante, no podría ser nadie más que el mismísimo Henry Bowers.

—Que inesperada sorpresa verte por aquí, Everett—comenzó a decir, con una sonrisa llena de ira, era obvio que era sarcasmo—Creí haberte dicho que volvieras a tu jodido país, zorra, ¿acaso eres estúpida? ¿Necesitas que te lo repita?

Lily observó los penetrantes ojos de Henry, los vio, los vio por primera vez, no como esos ojos azules que eran similares a los suyos, si no como esos ojos llenos de rencor, de odio, de ira pura y de dolor. La razón por la que los profesores amaban tanto a Lily era porque, más que entender, ella sabía ver. Lily podía ser tonta algunas veces, pero sabía ver. Podía ver cosas que los demás no, y en ese momento, podía ver un sufrimiento en Henry que nadie podía ver.

—Bowers...—Alcanzó a susurrar ella y un quejido salió de sus labios cuando Henry sacudió sus hombros—Yo también quiero volver a mi país. Quiero volver a mi casa.

Pero Henry parecía no entender, parecía enfurecerse más a cada palabra que Lily pronunciaba.

—¡Me importa una mierda!—Grito, y apretó tan fuerte sus hombros que casi la hizo llorar—Te dije que te fueras de aquí, que vuelvas a tu país. No nos gustan los extranjeros, ¿lo sabías? Mucho menos los que son como tú.

—¿Cómo yo?—Preguntó, observándolo fijamente y sus manos agarraron las muñecas de Henry, ansiando que la soltara. Pero él apretó más su agarre.

—¡Si!—Aulló—Zorras como tú. Si mil prostitutas llegan a los bares de Derry de otros países, estoy seguro que el noventa y cinco por ciento vendrán de Alemania, o de la mierda donde vengas.

—¿Qué es una prostituta?—Preguntó Lily, no era tonta, solo era inocente. Pero Henry no parecía comprenderlo.

—¡No me tomes el pelo, zorra!—Grito, su voz infantil estaba llena de ira, Lily no sabía porque la odiaba tanto—¡Te mato! ¡Te juro que te mato si no te largas, rubia de mierda!

Lily se encogió, creyó ver como Henry soltaba uno de sus hombros y levantaba el puño, parecía realmente dispuesto a golpearla. Cerró los ojos con fuerza y pasó su corta vida frente a sus ojos, cuando se daba por muerta, escuchó un quejido provenir de Henry.

—¡Henry! ¿Qué demonios haces?—Era una voz desconocida para ella, abrió los ojos y entonces lo vio, lo vio por primera vez.

Una discusión se formó, pero ella no la oyó, sus ojos estaban fijos en él. Tenía el cabello rubio peinado de forma simple, era más alto que ella, por obvias razones y sus ojos eran claros. Sintió su corazón acelerarse, sacudió la cabeza y solo entonces comprendió que sus miradas se habían encontrado.

—Esta chica es de segundo, Henry—Dijo—si la golpeas seguramente tendrás mañana a su madre gritándole a tu padre en la oficina del director. Tu padre te matará a golpes, ¿lo sabes?

Lily notó que estaba libre, Henry la había soltado y ahora tenía los puños apretados, tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos, pero no decía nada. Parecía estarlo pensando. Entonces sus ojos fueron de nuevo hacia el rubio, que estaba viéndola, y ella sonrió, sonrió ligeramente pero con ilusión, esperando que el chico devolviera la sonrisa. Pero no lo hizo.

—Larguémonos de aquí, Víctor—Dijo Henry, dándose la vuelta de repente, y sin verla, le habló nuevamente—Más te vale no abrir tu estúpida boca para mencionar nada de esto, zorra, o te mato yo mismo—Dijo y se fue.

Ella se quedó en silencio, en un silencio muy profundo observando el pasillo por donde Henry se había ido, entonces comprendió vagamente que hablaba enserio. Sintió una mano en la cabeza y giró, sus ojos brillaron cuando vio a Víctor. Pero ella nunca lo supo, y Víctor nunca le diría que lo noto.

—Lo lamento—Dijo él, en voz baja, pero con su típica mirada seria—agradece que he llegado, de no ser por mí tendrías los ojos morados—le pasó un dedo por la mejilla y se alejó, tan repentinamente que la sobresaltó.

Lily apenas comprendió cuando él comenzó a alejarse, estaba bastante perdida viéndolo como una idiota, una pequeña sonrisa boba se formó en sus labios y ella apretó sus puños.

—Vete a clases, niña—Dijo Victor, sin voltear hacia atrás y yendo al mismo rumbo donde Henry se fue—Hazlo antes de que alguien te maté aquí.

Ella lo vio, realmente lo vio, tenía una apariencia intimidante y amenazadora, al igual que Henry. Pero Lily notó que también había preocupación, y muy en el fondo, había nobleza. Podría ser un chico problemático, pero no era igual que Henry. No lo era.

«Víctor—pensó ella—su nombre es Victor, y es mi alma gemela.

Papalote《𝓡. 𝓣》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora