Capítulo veintidós

0 0 0
                                    

T.W. ¡ADVERTENCIA DE CONTENIDO!
Este capítulo contiene escenas de violencia gráfica, gore y elementos que pueden resultar perturbadores para algunas personas. Les recomiendo discreción.

Por favor, si este tipo de escenas te generan incomodidad o miedo, sáltalas y no dejes malos comentarios. Recuerda que este fanfic se acopla a la novela de It y la película del 2017, por lo que puede contener temas sensibles. ¡Gracias!

VERY CLOSE 1958

La casa de Neibolt jamás había sido tan perturbadora ante mis ojos como lo era en este instante. Sus paredes viejas y totalmente desgastadas, casi caídas, me causaban un escalofrío, y caminar entre la maleza sintiendo las cosquillas de las plantas secas en contacto con mis piernas me generaba tantas náuseas que sentí que expulsaría mis propios intestinos por la boca.

Todos estábamos en silencio, quizá sabíamos que no había nada que decir, solo nos quedaba oír el rechinar de los dientes, los corazones acelerados e intercambiar miradas de creciente pánico. Pues, ¿qué más?

El primero en cruzar fue Bill, escuchamos la madera vieja crujiendo bajo sus pisadas y su figura haciéndose menos visible a medida que se adentraba por el hueco donde alguna vez hubo una puerta. Le siguió Beverly—siempre su mano derecha—que tomaba la mano de Ben detrás suyo, Mike y Stan entraron con los cuerpos tensos y Eddie susurrándole cosas a Richie. Yo entré al último. No porque tuviera miedo, si, quizá si lo tenía, pero extrañamente, tenía la sensación de que yo debía ser la última en entrar, porque Eso me atacaría primero, la tortuga lo había dicho, y yo misma lo tenía claro.

Al primer paso sentí que las paredes me escuchaban, específicamente a mi, con algo oscuro acechando en cada esquina y moviéndose a través de las sombras. Los muebles estaban cubiertos de polvo y telarañas, algunos rotos o desmoronándose. Había objetos que me provocaban una nostalgia inquietante, como juguetes desgastados o fotografías antiguas de familias que parecían haber desaparecido hacia un tiempo.

El pasillo por el que caminábamos comenzó a alargarse, al mismo tiempo que oía sonidos distorsionados—quizá las pláticas en voz baja entre Bill y Beverly—lejanos, veía sombras que parecían moverse y una sensación opresiva con cada paso que daba, los chicos—que estaban bastante lejos de mi, al fondo del pasillo—parecían caminar con lentitud, pero por más rápido que caminara, o incluso que corriera, no podía alcanzarlos, el pasillo se hacía cada vez más largo, como si fuera una cuerda que está siendo tirada por dos personas a la vez.

—¡CHICOS!—grite, pero mi voz se convirtió en un eco cuando ellos cerraron una puerta detrás suyo, sin darse cuenta que yo no estaba con ellos.

Como si una fuerza me tomara por la espalda, caí. Me fui hacia atrás, como si cayera por la oscuridad de un pozo sin fondo o me hundiera en las profundidades del océano hasta dar con el suelo, ¿qué había pasado? ¿El pasillo había tomado otra forma?

Todo estaba cada vez más oscuro, estaba en un pasillo estrecho de madera vieja y mugrosa, el olor al moho me dio tanto asco que tuve que aguantarme las ganas de vomitar. Había muchas puertas, extrañamente limpias y brillosas como si acabaran de pulirlas. Mientras avanzaba, tenía visiones fugaces: Richie en una habitación oscura, Bill gritando, Eddie cayendo de un segundo piso, cada una más aterradora y distorsionada que la anterior, como si sus rostros se deformaran en un eco de sus temores. Se sentía como si estuviera perdiendo el control.

En mi desesperación, sentí la urgencia de comenzar a abrir las puertas hasta encontrar una salida de aquel pasillo que parecía infinito, cada una tenía un sonido distinto, en algunas se oían susurros, en otras risas distorsionadas y aveces oía que murmuraban mi nombre. Todos esos sonidos comenzaron a volverse un remolino en mi cabeza, causándome una punzada tan fuerte que tuve que agarrarla con ambas manos para asegurarme que no explotara, grité, grité con tanta fuerza por el dolor que cuando se esfumó de un momento a otro noté que ya estaba llorando, sentada en el suelo con las rodillas pegadas a mi pecho y las manos apretando fuertemente mis cabellos.

Papalote《𝓡. 𝓣》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora