Capítulo dieciséis

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THREAT 1958

Cuando llegue a los Barrens me encontré con que los perdedores ya estaban ahí, sentados sobre las rocas, esperándome. Todos giraron a verme al oír mis pisadas y entonces noté que había bastante tensión en el aire.

—Que bueno que llegas, Lily—dijo Ben, soltando un suspiro de cansancio mientras se pasaba las manos por la cara.

—¿Qué ha sucedido?—pregunté, acercándome a ellos hasta quedar de pie al frente suyo.

E-Eso—comenzó a decir Bill—Y-Ya s-sabemos d-donde e-está. P-Pero n-no s-sabemos c-como e-entrar.

¿Dónde?—indague nuevamente, sentándome junto a Beverly en una gran roca, ella me dedicó una sonrisa y acomodó uno de mis mechones detrás de mi oreja. 

—L-Las c-cloacas—explicó Bill, haciendo señas con sus manos, mientras se ponía de pie—m-mi p-padre m-me ha e-explicado e-el s-sistema de las c-cloacas. E-Es el u-único lugar d-donde p-podría e-estar.

Entonces se formó otro silencio, la tensión aumentaba a cada segundo que pasaba y me extraño notar que Richie no rompía el silencio con algún chiste.

—No sabemos cómo entrar—dijo Stan, que parecía más agradecido que preocupado por ello, miraba el barro—. El padre de Bill dijo que podríamos morir ahí dentro.

—Bueno, si no morimos por Eso morimos por entrar a las cloacas, de cualquier forma morimos, ¿no?—dijo Eddie, con una nota de sarcasmo y sonrió ligeramente.

Algunas risas en voz baja se oyeron, parecía que ninguno estaba de humor para reírse. Mi mirada se dirigió nuevamente a Richie, con la mirada perdida en el barro, los hombros caídos y las manos en los bolsillos. Parecía pensativo, triste, tenso.

—T-Tenemos q-que i-idear y-ya un p-plan—dijo Bill, y mi mirada regresó a él—d-debemos m-matar a E-Eso c-cuanto antes.

—No estoy segura, Bill—dijo Beverly, con un suspiro lleno de pesadez—Eso puede no estar en las cloacas. ¿Qué pasará si nos ha tendido una trampa? Tu has dicho que está en Neibolt Street.

—Tal vez sea mejor ir primero a Neibolt Street—dijo Ben, observando a Beverly como un tonto.

Lance una fugaz mirada a Richie, que parecía no oírnos, y volví a girar a Bill.

—Ellos tienen razón, Bill—dije, suspirando, pero antes de proseguir él me interrumpió dando un brinco.

—¡Tienes razón!—dijo, mirándome con una gran sonrisa. Nadie más que yo noto que no tartamudeo—T-Tú p-puedes v-verlo, p-podríamos b-buscarlo en a-ambos l-lugares, y l-luego e-enfrentarlo.
(Eso quiere matarme primero porque puedo verlo, Bill)

—¿Por qué usaríamos a Lily como conejillo de Indias?—preguntó Mike, con un aire de irritación. Entonces se formó otro silencio.

Mi mirada se dirigía constantemente a Richie, podía ver que, más que enojado, estaba triste. Pero, ¿por qué? ¿Nadie más lo notaba? ¿Por qué nadie decía nada?

—Richie, ¿te encuentras bien?—pregunte, en voz baja, entonces noté como todos me miraban. Richie alzó lentamente la cabeza hacia mí y noté que sus ojos emitían tristeza e impotencia, mientras negaba con la cabeza y volvía a mirar el suelo.

—V-Víctor lo ha a-amenazado—comentó Bill, cruzándose de brazos y lanzando una mirada al cielo despejado.

—¿Qué? ¿Por qué?—cuestioné, confundida, pero también con un toque de curiosidad.

—Dijo que si te tocaba otra vez él me pondría a mí una paliza—confesó Richie, con el ceño fruncido y la voz temblorosa.

—¿Por qué te ha dicho eso?—pregunté.

—Creo que es obvio que le gustas a Víctor—comentó Stan, rodando los ojos y haciendo una mueca de disgusto—yo en tu lugar me sentiría como la mierda sabiendo que le gustó al perro faldero de Henry.

—Lily no se siente como la mierda—dijo Beverly, y sonrió burlonamente—le gusta Víctor desde segundo de primaria.

Ahora todos los ojos estaban sobre mi.

—Cállate, Bevvie—susurre, sintiendo mi cara calentarse seguramente por un sonrojo—no es tan malo, es natural sentir algo así, ¿no?

—Claro, es totalmente normal enamorarse de un maniático como Víctor Criss, ¿por qué no?—dijo sarcásticamente Eddie—solo te lleva un año, es mejor amigo de Henry Bowers y podría matarte cuando quisiera. Pero es parte del enamoramiento, ¿verdad?

—O tal vez podrían casarse y tener una familia feliz, donde Lily se convertiría en la señora Criss—intervino Beverly, aún con la sonrisa burlona y sin poder evitarlo, se rio. La mayoría le siguió la risa.

—¡Basta de tonterías!—dije yo, mientras me cubría la cara con las manos, al cabo de unos segundos volví a verlos—solo es un enamoramiento de la infancia, ¿quién dice que me casaré con un tipo que conocí a los once años?

—Los cuentos de hadas—dijo Ben, como si fuera todo un intelectual.

—Los cuentos de hadas mienten, Ben—respondí colocando una mano en su hombro.

—¿Puedo preguntarte algo, Lily?—dijo Richie, alzando la vista hacia mi. Todavía con las manos en los bolsillos y una mirada de tristeza.

—¿Qué, Richie?

—¿Qué le has visto a Víctor?

La nota del refrigerador.
Después de una tarde—entre comillas—divertida con los chicos, llegué a casa cerrando la puerta detrás mío. Observé a todos lados buscando con la mirada a mi madre y cuando no la encontré, me dirigí a la cocina. Era probablemente la parte más pequeña de nuestra casa, con las paredes llenas de humedad y los muebles amontonados en un espacio estrecho, había una pequeña ventana en lo alto de la pared, con el suficiente espacio para que el olor a humedad se desvaneciera. Me acerqué a la mesita del comedor, donde estaba un plato con la cena fría, una botella de jugo de naranja y un vaso boca abajo. En la puerta del refrigerador había una nota adherida en color amarillo.

"No llegaré a cenar, ni a dormir, Lily, he salido con mi novio. Si, te lo presentaré pronto, él también quiere conocerte, calienta la cena y duérmete temprano. Te quiere, tu madre."

Rodé los ojos y quite la nota, lanzándola al contenedor, calenté la comida en el microondas y mientras observaba el plato girando en el interior, pensé en muchas cosas. ¿Cómo sería el novio de mi madre? Era la pregunta que llevaba tiempo rondando en mi cabeza. Aquel hombre que se había ganado su corazón, que había conocido en un bar, que le gustaba tomar los fines de semanas, tenía un hijo y era policía, ¿quién podría ser? Pensé en todos los policías que hubiera conocido en Derry, pero realmente no tenía la suficiente información de ellos para confirmar que alguno era el novio de mi madre. Extrañamente, algo en mi interior me indicaba que realmente sabía quién era.

La cena tardó tanto en calentarse que incluso me dio tiempo de pensar en la posibilidad de que mi madre se casara con su novio, se fueran a vivir juntos y a mí me mandara de vuelta a Alemania para no estorbarle en su nueva vida. Podría sonar a una mierda de plan, pero para mí era excelente. Bueno, tal vez no tanto, regresar a Alemania significaría volver a ver a mi abuela, a mis antiguos amigos, pero también significaría dejar Derry, a Víctor, a mis actuales amigos, a Richie.

Una extraña punzada en el pecho me invadió cuando pensé en dejar a Richie, como si me doliera más dejar de verlo a él que a Víctor, pero solo eran suposiciones.

Después de cenar, me encerré en mi habitación, practiqué algunas horas con mi Framus y después me metí a la cama, no sin antes darle una ultima hojeada a mis teorías sobre la identidad del misterioso novio de mamá, finalmente me dormí.

Papalote《𝓡. 𝓣》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora