Capítulo siete

15 4 0
                                    

MONSTER BEHIND THE KITE 1957
El cielo estaba nublado, con nubes negras y de tamaños anormales que atormentaban el paisaje, un color grisáceo aumentaba la tensión y una ligera niebla comenzó a aparecer. El parquecillo donde jugaba desde que llegue a Derry siempre parecía tranquilo, pero ahora el aire olía a tierra mojada y miedo. Una amenaza latente parecía flotar, como si algo terrible estuviera a punto de suceder. A cada paso que daba sentía mis botas para la lluvia llenarse de barro, que salpicaba hasta manchar mis vaqueros.

«Mamá me matará cuando me vea así—pensé, pero no me detuve. Corrí hacia el árbol gigante que dominaba el parquecillo, viejo como si hubiera estado ahí desde siempre.

Pero no me importaba la edad que tuviera el árbol, qué tipo de árbol fuera, cuántas hojas tuviera o cualquier mierda. Lo realmente importante era que, mi papalote color rojo estaba atorado en una de las ramas.

—¡Joder! ¡Baja ya mismo, que me ha costado mucho hacerte!—Grite, esperando que el papalote me oyera y por arte de magia bajara del árbol. Pero no sucedió nada.

Al menos no hasta ese momento. Una niebla profunda y densa comenzó a surgir, el aire se volvió una ráfaga furiosa casi capaz de formar un tornado que destruyera todo el parquecillo a su antojo, gotas de lluvias caían como pedradas de guerra—casi como las de la apocalíptica batalla a pedradas que sucedió, sucederá o sucedería un año después—golpeando mi impermeable amarillo.

Entonces la tormenta surgió. Una tormenta monstruosa que fue capaz de nublarme la visión, de hacerme tropezar y enlodarme la ropa, ya no pensé en que mamá me mataría por llegar sucia, no pensé en que mi papalote se quedaría ahí. Solo pensé en eso. No sabía exactamente qué era, solo sabía que eso estaba ahí. No por mi, no por mi papalote, por alguien más. Había venido por alguien más.
(Eso surgió de las penumbras por donde se esconde, como un oso después de hibernar, despertó hambriento)

Era un ambiente lleno de tensión y aislamiento, la tormenta se hizo tan fuerte que por un segundo creí que me arrastraría
(Hasta las cloacas, Lily, te arrastrará hasta las cloacas porque ahí es donde eso vive)
y pensé en que hubiera preferido quedarme en casa, también pensé en hacer un barco de papel que navegará por la inundación de Jackson Street. Pero, algo me hizo sentir que alguien más ya lo había hecho.

Me levanté casi a rastras, sosteniéndome de los troncos de los árboles cercanos y mi vista se acostumbró a la lluvia, que seguía cayendo como fuertes pedradas que me atacaban en montones. Con mis manos llenas de barro me puse el gorro del impermeable, protegiendo un poco mis ojos y entonces lo vi. Mi papalote seguía estancado en el árbol, desgarrado y luchando por desprenderse de la rama que lo atrapaba.

De un momento a otro se desprendió de la rama, de manera casi antinatural que me hizo dar un paso atrás, luego uno hacia adelante cuando lo vi girar en diferentes direcciones por el soplar del aire y finalmente giré hacia atrás nuevamente cuando pasó sobre mi cabeza. Empecé a correr casi a tropezones, gritándole, exigiéndole que volviera, era una idea tonta pero que, algo en mi mente me hacía creer que lo haría volver. Mis botas se hundían en el barro y aveces tenía que dar zancadas para desprenderme, fue hasta que me detuve cerca de uno de los postes de luz que estaba encendido—debían pasar de las seis para que estuviera encendido, debía volver a casa pronto—junto a una banca empapada y, entre ambos, una silueta borrosa difícil de distinguir. Tenía combinaciones de colores, como si tuviera un sombrero naranja y alguna prenda roja con blanco, sostenía algo de color rojo en una de las manos y comprendí al instante que era mi papalote desgarrado.

—¿Buscas esto, Lily?—Preguntó, su tono de voz era tan perturbador que me hizo estremecer.

—Si—Contesté, intentando verlo con claridad a través de la lluvia, entonces me acerqué más—¿Me lo das?—mi voz tembló, apenas un susurro ahogado por el miedo.

Papalote《𝓡. 𝓣》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora