Capítulo doce

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MOM'S SECRETS 1958

—¡Lily!—gritaba mi madre desde el piso de abajo—¡Lily, joder, te he dicho que lavaras los trastes!

Bajé las escaleras apresuradamente y cuando llegué a la sala de estar observé a mi madre sentada en el sofá con los pies sobre la mesa de centro, con los brazos cruzados y un cigarrillo en sus labios. Desde su posición podría ver perfectamente hacia la cocina y observar el fregadero donde estaban los trastes sucios del desayuno.

—Creí que los lavarías tú—dije, volteando a verla con seriedad—acordamos que yo lavaría los de la merienda, ¡no es justo!

—¿No puedes ayudarme una maldita vez? No soy tu jodida sirvienta, Lily—reprochó, dándole una calada al cigarrillo y expulsando una bocanada de humo en dirección al techo.

—Desde que no estas en casa quieres que lo haga todo yo—dije cruzándome también de brazos y frunciendo el ceño.

Entonces ella sacó el cigarrillo de sus labios, sosteniéndolo entre sus dedos regresó su vista al frente y fijó sus ojos en mi, sus ojeras eran más grandes que la última vez, y después de semanas la estaba viendo otra vez. La ira seguía presente en ella, pero ya no era tan fuerte como antes, estaba cansada, si, pero ya no tanto, porque había dejado las drogas, ahora se dedicaba a fumar tabaco. Y un sentimiento que jamás creí volver a ella estaba presente: amor. Fue cuando vi ese sentimiento que supe al instante que mis teorías eran ciertas.

—Estoy saliendo con alguien, Lily.

«Ya lo sabía, madre—pensé—yo puedo ver más que tú.

—Ya lo sabía—contesté y vi como sus ojos se abrían como un par de platos de porcelana—desde que vi los girasoles, ¿quien te los ha dado?

—Un hombre, obviamente—Dijo dando otra calada, soltó el humo y se rio.

—Genial, ya has conseguido novio—Solté con un deje de sarcasmo y frunciendo el ceño. Ella dejó el cigarrillo en el cenicero junto a la mesa de centro, bajo los pies y volvió a verme riendo ligeramente.

—No seas maleducada—dijo—lo conocí en el bar. Además, ¿por qué no podría tener novio?

—Podrías habérmelo dicho—dije encogiéndome de hombros, y empecé a sentirme incómoda—si yo tuviera novio te lo diría.

—El problema es que tú no tendrás novio, Lily—dijo con una pequeña sonrisa—Bueno, tal vez cuando entres a la secundaria.

—¿Pensabas decírmelo?—pregunte, intentando volver al tema y ella me miró con fastidio.

—Pensaba decírtelo—apagó el cigarrillo—pero no he tenido tiempo. Estás tan alejada que aveces pienso que te crié con los lobos, Lily.

—Querías que consiguiera amigos, ¿no?

—Si, quería que lo hicieras—reprochó, su tono de voz se elevó—pero yo me refería a un grupo de niñas, Lily. No a ese grupo de chicos con los que te juntas, y a ese chico que siempre te sube a su bicicleta, ¿Cómo era que se llamaba? ¿Brandon?

—Bill—corregí y ella hizo una mueca—¿me presentarás a tu novio algún día?

—Si, claro. Lo conocerás pronto—dijo, soltando una risa, y ambas sabíamos que tenía un punto. Aveces actuaba como si me hubieran criado los lobos. Camine por la sala y me senté a su lado, mirándola fijamente, sintiendo como la curiosidad se apoderaba de mi.

Papalote《𝓡. 𝓣》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora