Pag. 02

278 54 31
                                    

Habia pasado ya un mes desde que se mudó a España, no había superado la muerte reciente de su madre pero su personalidad alegre había regresado, sonreía con más frecuencia, reía de las bromas de su primo, comenzó a salir a jugar con los niños de s...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habia pasado ya un mes desde que se mudó a España, no había superado la muerte reciente de su madre pero su personalidad alegre había regresado, sonreía con más frecuencia, reía de las bromas de su primo, comenzó a salir a jugar con los niños de su calle, comía adecuadamente e incluso, comenzó a conversar con algunos niños de su clase y todo se debía a él, gracias a él.

A Luzu.

Aquel niño de cabello castaño se había animado a acercarse al azabache, lo animó a divertirse de muchas maneras, lo animó a hablarle a otros, Luzu se había convertido en su amigo de confianza, su amigo más cercano, su mejor amigo.

Siempre se emocionaba cuando algo tenía que ver con Luzu, si veía que el castaño salía a jugar, corría de inmediato con Alexby y ambos salían a jugar, si veía que Luzu respondía acertadamente a alguna de las preguntas de los profesores, aplaudía y levantaba los pulgares, si veía que Luzu se le acercaba... Su corazón latía como loco.

Quackity agradecía todas la noches a los dioses, por haber puesto a alguien tan genial como Luzu en su vida, se sentía un niño desafortunado pero afortunado.

–Otra vez viviendo en la luna, Quacks –sacudió el cabello del pequeño azabache– Te necesito en la tierra.

Quackity sonrió y se levantó de su banca– ¡Lusu! ¿Y si hacemos una pijamada? Mañana es sábado y podríamos desvelarnos toda la noche –explicó mientras hacia ligeros movimientos con las manos.

Es una grandiosa idea –golpeó suavemente el hombro ajeno– Pero será el cumpleaños de mi abuela y no puedo faltar –se rascó la nuca un tanto apenado.

La sonrisa de Quackity decayó por unos segundos y luego negó haciendo ligeros movimientos de cabeza.

No importa, podemos hacer una pijamada después –se encogió de hombros.

Luzu formó una gran sonrisa en su rostro y sin poder evitarlo, se abalanzó sobre el mexicano, rodeándolo con sus brazos, Quackity se sorprendió por el repentino abrazo del castaño pero lejos de molestarle, su corazón dió un fuerte salto dentro de su pecho y segundos después correspondió el abrazo, por impulso, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Sé que odias el pastel pero puedo traerte una gelatina –propuso el castaño en cuanto se alejó del mexicano.

Quackity asintió emocionado y justo cuando iba a decir algo, su profesor de historia entró por la puerta, ordenando que todos tomarán sus asientos, Luzu le dirigió una última sonrisa y se fue a su asiento, el cual, no estaba muy lejos del azabache, este otro, volvió a sentarse en su banca y miró unos segundos la ventana.

Realmente quería tener una pijamada con Luzu, pero todo parece, que será para otro día. Aunque le gustaba imaginar en las cosas que harían, jugarían videojuegos, comerían golosinas mientras veían videos de terror, jugarían juegos de mesa, verían caricaturas para olvidarse de los videos de terror, cantarían canciones populares para ellos, y quizás, jugarían a las escondidas.

𝑽𝒆𝒄𝒊𝒏𝒐𝒔   ☆𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora