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Un movimiento suave marcado por ambos labios, un poco húmedo pero sin llegar a ser desagradable u obsceno, Rubén tomaba las pálidas mejillas del castaño, como si tuviera miedo de que el otro pudiera alejarse, las temblorosas manos de Luzu sujetand...

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Un movimiento suave marcado por ambos labios, un poco húmedo pero sin llegar a ser desagradable u obsceno, Rubén tomaba las pálidas mejillas del castaño, como si tuviera miedo de que el otro pudiera alejarse, las temblorosas manos de Luzu sujetando delicadamente la cintura del noruego y un espectador sintiendo su corazón rompiéndose.

Ambos chicos se despertaron de sus sueños en sus respectivas camas, Luzu aún no podía creer que se había besado con ese niño mimado pero jodidamente encantador, y Quackity... Él se negaba a aceptar que alguien le robara a Luzu, aún si cualquiera tuviera el derecho a hacerlo, él no estaba dispuesto a permitirlo, pero de manera involuntaria, el dolor en su pecho regresó al recordar esa escena y las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas, se mordió el labio inferior para callar sus sollozos y apretó con fuerza sus parpados pero eso no logró reprimir sus lágrimas.

Roier se movió en la cama y entre sueños, logró darle unas suaves palmadas a su mejor amigo, quién intentó mirar al castaño, pero la habitación estaba completamente a oscuras.

Vuelve a dormir –susurró Roier.

Me duele el pecho –dijo con la voz cortada, el nudo en su garganta comenzaba a dolerle.

Lo sé –bostezó– Pero llorar no solucionará nada, Quackity, intenta dormir, por favor.

El azabache sorbió su nariz y asintió– Está bien –susurró.

Para su mala suerte, cada vez que cerraba los ojos, recordaba esa escena, como si los otros dos chicos se hubieran besado a tan solo unos centímetros de él. Quería arrancarse ese momento de su memoria.
A la mañana siguiente, sus ánimos se encontraban por los suelos, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, durante el desayuno comió muy poco y después, volvió a cubrirse con las sábanas, mientras que su mejor amigo se encontraba jugando en la computadora de Quackity.

Por el lado de Luzu, él se encontraba en su habitación, acostado sobre su cama mientras miraba fijamente el techo, perdido en sus pensamientos, en todo lo que ha pasado en su vida desde que se convirtió en adolescente. Hubo cambios muy drásticos, desde su personalidad hasta su apariencia. Logró escaparse de sus pensamientos en cuanto unos golpecitos en la puerta llamaron su atención, ladeó la cabeza para saber de quién se trataba y se tranquilizó al encontrarse con su padre.

Hola, campeón –cerró la puerta detrás de él– Anoche te vi regresar con Rubén.

La piel del adolescente se erizó y tragó saliva de forma pesada– ¿Y? –dijo confundido.

¿Te gusta? –preguntó con una suave sonrisa.

El castaño se encogió de hombros– ¿Por qué el interés? ¿Por qué sus padres son millonarios? –preguntó serio.

𝑽𝒆𝒄𝒊𝒏𝒐𝒔   ☆𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora