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Quackity a diferencia de la primera vez, había regresado a su casa emocionado, se encontraba acostado en su cama, rozando las puntas de sus dedos con sus labios, recordando su beso con Luzu, recordando la textura de los labios ajenos, la forma en ...

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Quackity a diferencia de la primera vez, había regresado a su casa emocionado, se encontraba acostado en su cama, rozando las puntas de sus dedos con sus labios, recordando su beso con Luzu, recordando la textura de los labios ajenos, la forma en la que los rubíes del castaño lo miraron esa noche, solo provocaba que el azabache quisiera brincar de alegría. Por el lado del chico de ojos rubíes, abrazaba con fuerza su almohada, lloraba en silencio y se mordía su labio inferior para callar sus sollozos, cada que cerraba los ojos recordaba su beso con Quackity, sus carnosos labios succionando sus propios labios, sentía una gran culpa al recordar cómo agarró suavemente la cintura del mexicano para luego acercarlo más a él.

Cada vez que se alejaban para tomar un poco de aire, no tardaban en volver a besarse, disfrutando de las sensaciones inexplicables que recorrían sus cuerpos, que lo satisfactorio que se sintió ese beso, pero al regresar a su casa, sintió toda la culpa caer sobre él, con ese beso había confirmado sus sentimientos, sus dudas, sus inquietudes, Rubius le gustaba, pero siempre estuvo enamorado de Quackity, no quería hacerle daño al chico de cabello platinado cuando se ha portado muy bien con él.

Tenía que hablar con Rubius, explicarle lo que sucedía, y explicarle lo que sentía, Rubius no merece tal traición.

Quackity se adentró al gimnasio, pues Rubius le había enviado un mensaje para encontrarse ahí, pues según el noruego, estaba emocionado por contarle algo y el azabache no dudó en ir a buscarlo, quería contarle todo lo que pensaba, lo que ocurría, ...

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Quackity se adentró al gimnasio, pues Rubius le había enviado un mensaje para encontrarse ahí, pues según el noruego, estaba emocionado por contarle algo y el azabache no dudó en ir a buscarlo, quería contarle todo lo que pensaba, lo que ocurría, explicarle hasta el más mínimo detalle de su vida si es necesario, quería disculparse con él.

Buscó al noruego con la mirada por todo el gimnasio, pero no lo encontraba, parecía estar vacío, supuso que su amigo aún no llegaba a la escuela y por la emoción lo citó antes de tiempo en ese lugar, pero antes de darse la vuelta, el de ojos verdosos le soltó un puñetazo al mexicano, quién soltó su mochila y está cayó al suelo, mientras que él, miró un tanto sorprendido al de cabello platinado.

¡Creí que éramos amigos! –reclamó enfadado– ¿Cómo te atreviste a besar a mi novio? –dijo con los ojos lagrimosos.

Quackity sintió su cuerpo temblar, la quijada le dolía y el corazón le latía rápidamente y con fuerza. Sabía que todo lo que había hecho tenía consecuencias, pero no esperaba que Rubius reaccionara de esa forma.

𝑽𝒆𝒄𝒊𝒏𝒐𝒔   ☆𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora