Qué pasó... (X)

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después de la clase de interpretacion con Abril (Semana GOK)?

holi, mi queridísima Taki me pidió hace unas semanas que explorara los sentimientos de Martin cuando lucía drogado post gok, y hace un par de días fue su cumple, así que... felicidades con retraso :) (es cortito)

Martin sabe muchas cosas sobre Juanjo. Sabe que le cabrea bastante que todo esté desordenado, que ama hablar de su tierra, que nada le hace más ilusión que la gala de Navidad y que ha cogido una obsesión insana por su cintura, aunque nunca lo demuestre en público.

También sabe mucho sobre sí mismo. Que se pica fácil, que no le gusta que le toquen sin permiso, que ha tenido dos relaciones en su vida, con resultados catastróficos.

Que no le importa que Juanjo le toque, acaricie y abrace todo lo que quiera.

Que nunca se ha sentido como cuando está con él.

Pero, cuando sale de la primera clase de interpretación que tienen con Abril, sabe menos que nunca.

Porque nunca había sentido tantas cosas como mirándole a los ojos por primera vez, diciéndose, aunque sea en parte mentira, que se aman, teniendo una cita ficticia e imitándose mutuamente.

Todo ha empezado con un nudo en la garganta al que acompañaba el hecho de no poder apartar la vista de él mientras se cantaban su canción a dúo. Con los "te amo" ficticios ha tenido que contenerse un poco para no echarse a llorar y abrazarlo. No ayudaba mucho tampoco que su estómago estuviera dando volteretas al ritmo de la dichosa canción.

La imitación ha dolido, al menos por el lado de Juanjo, que se ha visto reflejado en detalles demasiado bruscos para lo que es él en privado, pero le ha servido para verse desde sus ojos. El cariño constante, intentos de muchos abrazos que no siempre llegaban a buen puerto...

Después de esa clase, ambos aprenden algo sobre el otro y sobre sí mismos, y las chispas los siguen allá donde van.

Se dan las manos al final de la clase entre los tres, cuando acaban de terminar de recoger. Abril les recuerda que no es una canción nominable, que van a poder con ella y que va a ser precioso. Aún se ve a Juanjo algo tenso al hablar de ello, pero, conociéndolo, sabe que va a esforzarse y que tiene el chip cambiado.

—Gracias, Abril...

—Gracias a vosotros, chicos. Sois muy bonicos.

Se separan a la salida de la clase. Juanjo se dirige al vestuario antes de merendar, mientras que Martin se queda un poco atrás, mordiéndose la sonrisa, porque teme que, si la suelta, se escapen con ella las ganas de gritar de emoción por todas partes. Y las mariposas que revolotean sin preguntar por todo él, eso también.

Las mariposas, o puede que sus pies, tampoco lo tiene claro, lo llevan a uno de los boxes, donde Ruslana estaba ensayando Salvaje, y a la que ha acabado uniéndose Paul.

Abre la puerta del box, aún con la sonrisa apretada por sus labios.

—Hola...

—Íbamos ya a merendar.

—Uy, uy... —Ruslana alza una ceja mientras lo ve con esa sonrisa y ese brillo en los ojos.

La rodea hasta poder sentarse en el único taburete que hay en el box. Les dedica una sonrisa un poco más abierta una vez lo ha hecho.

—¿Y a este qué le pasa?

La pelirroja le acaricia la cara, con el ceño fruncido en confusión.

—Parece que te han drogado o algo.

No lo desmiente. Lo cierto es que un poco se siente así. Ha tenido sus amoríos, le han roto el corazón, pero nunca había levitado de esa forma sin llegar ni a un beso. Que solo se han mirado y han fingido estar enamorados.

Fingido.

Después de cómo su cuerpo, su corazón y su cerebro están reaccionando, ya no sabe qué significa fingir.

—Nada, nada... —consigue responder, aunque tiene la sensación de que va tarde—. Todo bien.

—¿La clase también? Teníais ahora con Abril, ¿no?

—Sí, ha ido bien —responde de forma automática, pero ambos se dan cuenta de que su mente está muy lejos de ahí. En Juanjo, en todo lo que es capaz de sentir en apenas una hora mirándole a los ojos.

—Yo creo que hoy no está muy comunicativo —bromea Paul—. Mejor vamos a merendar, a ver si con un yogur se le pasa.

—Ay, sí, voy antes de que Kiki acabe con los de Lima limón... —Se gira hacia él—. ¿Te vienes, o estás demasiado empanado para eso?

—No, no. —Se dirige a la salida detrás de ellos—. Yo estoy súper bien.

—Ya te vemos, ya. —Le hace un gesto como de quitarle la baba, soltando una carcajada.

No se molesta ni en sonrojarse, pero los sigue con una sonrisa que solo se amplifica cuando, al llegar a la cocina, Juanjo está preparando dos tostadas. Al levantar la cabeza, comparten una mirada que lo dice todo.

El mayor le guiña un ojo, revolucionando aún más su interior.

Está perdido, eso también lo sabe muy bien.

Durante la merienda, es consciente de que su interior no es el único que ha cambiado. Que Juanjo parece incapaz de apartarle la mirada y que siempre le sale una sonrisilla tonta.

Participan a duras penas en las conversaciones que se desarrollan con el resto de su mesa, pues sus mentes están muy lejos de allí. En concreto, en la sala de Abril, en sus corazones acelerados, en cómo se han sentido cada segundo.

Cuando acaba la merienda y tienen que irse a su siguiente clase, van mano a mano, aún sin atreverse a rozar sus dedos como les apetece.

Justo antes de entrar en la sala de Vic, Juanjo se gira para mirarle. Abre la boca para decir algo, pero acaba sonrojándose y dejándolo estar, haciéndole pasar antes que él.

Martin se muerde la pequeña risita que le sale automática y en el brillo de los ojos contrarios descubre una nueva certeza, que se guarda en lo más profundo del pecho.

Está enamorado de él, y no quiere ni puede pararlo.

tú, yo y nuestras posibilidades - juantin /majosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora