¿Qué habría pasado... (VI)

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si Juanjo hubiera podido ir al BBK?

Cuando se despierta la mañana del concierto, frunce el ceño durante los segundos que tarda en darse cuenta de que no está en casa "casa". Ha aprovechado el horario del rodaje, que le da un respiro de vez en cuando, para viajar antes de tiempo y pasar más de un día en casa de sus padres, para aclimatarse antes del concierto. Fue a la playa el día anterior con su familia, estuvo relajándose y por la noche habló con su novio hasta que se quedó dormido.

Su novio. Aprieta los labios hasta que forman una fina línea. Le encantaría tenerlo a su lado. Sus padres no tendrían ningún problema, eso seguro, y al menos se sentiría con más confianza. Hay algo en su presencia que siempre consigue hacerlo sentir como la persona más valiente del mundo.

Pero no puede ser. Lo han intentado por todos los medios, pero Juanjo tiene un compromiso al que no puede negarse. Él no lo entiende. No hay nada tan importante, que no se pueda retrasar un par de días para que pueda pasar el jueves el Bilbao.

Sabe que está siendo egoísta, que son oportunidades, que pagan bien y les viene bien en modo de promo, pero a veces le gusta permitirse eso. El egoísmo puede ser bueno si consiste en querer tener a tu gente en un día tan importante.

Sonríe al descubrir que ya tiene un mensaje de buenos días de él, seguido de muchos emoticonos de corazones y un recordatorio de que va a ir genial. Justo después le avisa que no sabe cuánto podrá usar el móvil durante las grabaciones, así que es probable que no le conteste mucho más.

Él le responde que no pasa nada, que le quiere mucho y que ya le contará. No tarda en recibir un "tq" seguido de muchos más corazones.

Se levanta antes de que cualquiera entre como los locos. Con sus hermanos de vacaciones y sus padres habiéndose tomado la semana libre para la ocasión, salir de la habitación es como volver a tener siete años y despertarte un domingo con el bullicio de la familia y la música saliendo de la radio.

No es muy diferente esta vez. Todos están en la cocina, comentando alguna noticia y la música ya sale del móvil de María, que lo ha puesto en el altavoz.

Todos se giran en cuanto pone un pie en la cocina, aún apoyado en el marco de la puerta.

—¡Pero si ahí está nuestra estrellita! —Rebeca se acerca a él con una sonrisa tan brillante como su mirada.

—Bueno, bueno, tampoco es para tanto... —Recibe su abrazo con gusto.

—¿Nervioso?

Se encoge de hombros. Es su mejor respuesta en estos momentos. Solo de pensarlo el vértigo se apodera de su estómago, y gira con fuerza hasta darle ganas de vomitar, así que ha decidido tomárselo hora a hora. No tiene por qué estar taquicárdico a cinco horas de subirse al escenario.

—Lo vas a hacer genial —asegura su hermana—. Y con lo bien acompañado que vas a estar...

—¿Cómo? —Por un momento se ilusiona.

—¿No has visto Instagram? Ya hay gente haciendo cola y en mitad de la calle. Todavía no han construido el escenario ni nada y ya te están esperando.

Está a punto de justificar que seguramente estén también por Alba, pero María le tiende el móvil. El vértigo vuelve con fuerza, al mismo tiempo que la gratitud, al ver mucha gente sentada, otras de pie, con camisetas, gorros, carteles para él. Incluso ha visto algún cachirulo, aunque esto es más anecdótico.

Están ahí por él.

El sueño que tanto tiempo le ha costado creerse y construirse va tomando forma, y ahora solo tiene ganas de llorar.

tú, yo y nuestras posibilidades - juantin /majosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora