¿Qué habría pasado si... (IV)

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hubieran hecho caso a la charla del foco?

(bastante light y final feliz)

"Perdiendo el foco".

"Perdiendo el foco".

"Perdiendo el foco".

"Perdiendo el foco".

Esas tres palabras retumban en la cabeza de Juanjo durante lo que queda de pase de micros y la clase grupal con Vicky. Da igual quien le hable, qué broma se gaste, porque él no está prestando atención a nada.

Sus ojos le traicionan más de una vez, dirigiéndose hacia Martin, que presta atención a la coreógrafa de OT como si no acabaran de dejarle por los suelos. Admira mucho eso de él: su templanza, su capacidad de gestionar sus emociones y llorar cuando debe hacerlo, pero también fingir una paz que no se corresponde con la realidad.

Juanjo solo quiere romper cosas.

Este sentimiento se intensifica cuando, al finalizar la clase, Martin va a buscar a Noemí, pidiéndole si pueden hablar fuera. A su novio se le encoge el estómago y aprieta la mandíbula de forma automática, pero lo permite. A lo mejor se lo explica y se disculpa, o a lo mejor no tiene todo tan mala pinta como le ha parecido.

—¿Estás bien? —Ruslana se acurruca con él en el sofá, a la espera de que vuelva—. Te veo con una cara de mustio que no te veía desde la semana 2.

Asiente muy despacio. No cree que sea prudente hablar de ello en cámaras, aunque lo más seguro es que a los realizadores les guste más ver a Bea y Paul al piano que lo que sea que estén haciendo ellos.

—Sí, sí, un poco rayado con la canción, pero voy por buen camino. Creo —recula. Nunca se está del todo seguro, no cuando se involucran tantos sentimientos que nunca había abierto.

—Bueno, pero seguro que al final te sale... —La pelirroja le pellizca la mejilla—. Eres Juanjo Bona, no dudo que lo sacarás.

Pone una mueca. Lo de "ser Juanjo Bona" como forma de que a nadie se le mueva un pelo cuando él manifiesta sus preocupaciones a veces es frustrante. Por eso necesita a Martin, aunque hoy no es el día. Bastantes preocupaciones debe tener ya.

Se incorpora, dejando a Ruslana en el sofá, en cuanto lo ve aparecer por la puerta. Casi como una señal, el timbre que anuncia la cena llega a la vez que el menor recibe un abrazo de su novio.

—¿Qué tal? ¿Qué te ha dicho?

—Ahora te lo digo. Vamos a cenar.

A Juanjo no le gusta nada la mueca que le ha puesto. Eso es que, como sospechaba, va por ellos. Que algo que ha visto no le ha gustado. Y no lo entiende, porque trabajan en todas sus horas de ensayo. Ya aprendieron la lección de la primera bronca que recibieron por eso mismo, a partir de entonces se pusieron las pilas.

No le parece justo, pero se muerde la lengua y acompaña a su novio y a su amiga a la zona de la cocina, donde Naiara ya está inclinada para pedir su comida. El resto van llegando después, cuando ellos ya se han sentado en sus sitios habituales.

Martin empieza a cenar en silencio, con la vista en el plato y sin prestarle atención. El estómago de Juanjo se contrae, porque la última vez que estuvo así fue al empezar la semana de "God only knows", cuando no sabía cómo lidiar con la relación y la canción al mismo tiempo sin que se jodiera todo.

No quiere volver a eso, ni siquiera cuando cree que está más preparado para ayudarle y ser el soporte que necesita.

Estira la pierna hasta golpear con cuidado la espinilla de Martin. Este alza las cejas y los ojos hacia él.

tú, yo y nuestras posibilidades - juantin /majosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora