Qué pasó... (XIII)

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cuando Martin se puso malo la semana 6?

Hay nervios en el ambiente cuando salen para los ensayos de la gala 6, Juanjo puede notarlo. Su novio se hace el fuerte todo el tiempo, pero no le ha visto muy buena cara conforme avanzaba la semana y se acercaba el momento de enfrentarse a la barra.

El domingo es peor, es como si lo enviaran al matadero, y él no sabe qué más hacer, más que acompañarle. Como Vicky tiene que enseñarle de cero a bailar en la barra, se va a quedar hasta el final, y Ruslana y él ya se han propuesto para acompañarle y no dejarle solo.

Aprieta su mano antes de entrar a plató, donde el equipo se mueve en todas direcciones, para dejarlo todo listo para el ensayo de la grupal. Pronto se ven envueltos en la marabunta de in-ears y mandatos que da la coreógrafa de OT, que señala aquí y allá hasta que los tiene a todos repartidos por el espacio para ensayar la coreografía.

Hacen un pase solo para ver que tienen claros los pasos y entonces ensayan con música. No le pilla muy cerca de Martin, así que no puede estar pendiente de él, pero después de cada ensayo estira el cuello para buscarlo y cada vez tiene peor cara.

—Bueno, chicos, ¿os parece si hacemos una última para grabarla y ya os libero? —Vicky da una palmada.

—¿Podemos tener cinco minutos de descanso? —pide Juanjo antes de poder pensarlo dos veces. Su mente está en su novio, demasiado lejos para poder acunarlo en sus brazos.

La mujer les echa un vistazo, la mayoría ya cansados, pues es una de las pocas coreografías que les han puesto como grupal, y arruga la boca.

—Venga, os dejo un rato para que bebáis agua y os despejéis, ¡pero no os durmáis en los laureles que ya vamos!

Juanjo tarda tres segundos desde que Vicky se aleja hacia Noemí, que supervisa todo a la distancia, en acercarse a su chico. El pequeño bufa con alivio cuando lo sostiene entre sus brazos y no tarda en esconder la nariz en el cuello.

—¿Estás bien? —susurra, cuando se da cuenta de que Martin se ha clavado en su cintura y no pretende alejarse con facilidad.

—Me va a estallar la cabeza... —Resopla, entre dientes, mientras se acaricia la frente—. Creo que esto me está sobrepasando. El estrés de la barra... yo creo que me está pasando factura.

Juanjo abre la boca para hablar, pero acerca la mano a acariciar su frente antes. La aparta de forma automática.

—Martin, estás ardiendo.

—¿Qué? —Sus ojitos se abren, pero se cierran con cansancio—. No, qué va.

—Sí, por supuesto que sí. Joder, tienes fiebre que te cagas. —Besa su frente para confirmarlo—. Tenemos que decírselo a Noemí.

—¿Eh? Noo, Juanjo, no... —Tira de él antes de que se mueva—. Que tenemos todavía mucho que ensayar y...

—Ah, ¿que pretendes subirte a la barra así como estás? Joder, si casi ni te sostienes, tiene que verte un médico y que te den algo.

—Que no, de verdad, que ahora me espabilo, déjame acabar la grupal y ahora vemos.

Juanjo entrecierra los ojos, pero acaba permitiendo que su novio vuelva a su posición en cuanto Vicky les llama para continuar. Eso sí, no se permite apartar la mirada de él ni un segundo desde que termina de cantar, siempre pendiente de que esté bien.

En principio, no se tambalea y canta como si todo estuviera bien. También le guiña un ojo tan tranquilo cuando pasa por su lado para hacer los pasos de baile chicos contra chicas. Es muy buen actor. Le preocupa saber cuánto tiempo lleva fingiendo que está bien.

tú, yo y nuestras posibilidades - juantin /majosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora