¿Qué habría pasado si... (VIII)

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tanto Juanjo como Martin hubieran quedado en duda para la semifinal?

Okey, esta realidad alternativa me la planteó una italiana lindísima, así que ya sabéis a quién mandar posibles denuncias...

Imaginemos el supuesto dificilísimo en el que Noemí no arrancaría cabezas para que Juanjo llegara a la final. Imaginemos que entrara Bea en su lugar y Paul por los profes. Y... disfrutad de las variaciones con la vida real <3

Juanjo se esfuerza por mantenerse recompuesto y aplaudir con fuerza.

Los tres primeros finalistas son Naiara, Bea y Paul; las dos primeras por las puntuaciones, el último por elección de los profesores.

No se atreve a mirar atrás, donde Martin sigue sentado. Es muy pronto para asumir la situación en la que están.

Que hay muchas posibilidades de que uno de ellos no llegue a ser finalista y, más importante, que tendrán que separarse a una semana de la final.

Aguanta la post-gala de la mejor forma posible, siendo testigo de cómo tienen a Martin de mono de feria haciendo imitaciones mientras debe estar sufriendo. Sus puntuaciones han sido de risa para lo que ha demostrado a lo largo del concurso, ha perdido a su mejor amiga en la última expulsión con nominación y, por si fuera poco, tienen que lidiar con estar en el limbo toda la semana, y juntos. Hasta en eso van a estar juntos, joder.

Una parte de él, la más egoísta, se muere por tenerle a solas para llorar. La otra es consciente de que se van a necesitar mucho mutuamente, que él no es el único que va a llevar por dentro la tristeza ante las posibilidades.

La otra que también lo lleva mal es Ruslana, que se va directa a vestuario con el comienzo de un ataque de ansiedad. Juanjo la observa con la angustia en el estómago mientras Bea la sigue. Sabe que, si van todos a una, se agobiará más, pero se asegurará de que está bien antes de dormir.

Se le encoge el corazón al escucharla gritar, y solo espera que su micro esté apagado.

Mientras espera a que Martin acabe de cambiarse y desmaquillarse, se queda con ella en su cama, haciéndole pequeñas caricias. No es momento para grandes discursos, Rus no los necesita, pero tiene claro que la chica va a llegar a la final de una forma u otra.

Nadie se lo ha ganado tanto como ella.

Cuando por fin puede meterse en la cama con su novio, es más allá de la una de la madrugada. Ambos se quedan tumbados bocarriba, mirando al techo como si los sucesos de la noche estuvieran ahí escritos.

—¿Cómo estás? —pregunta, moviéndose un poco para acariciar las comisuras de sus labios.

Martin se encoge de hombros y se gira, para quedar de lado y poder mirarlo.

—Creo que me voy a ir la semana que viene.

Esa afirmación tan precisa se le clava en el estómago como la daga más afilada. Niega con la cabeza mientras el puchero sale a la luz de forma natural. Ahora es incapaz de apartar los ojos de él, por si tuviera que guardar en su memoria cada rasgo.

—No digas eso. —Se recompone, porque no le da la gana que se le corte la voz—. Ni se te ocurra decir eso cuando has hecho uno de los mejores concursos.

—Me parece que el jurado no piensa eso. —Le dedica una sonrisa que para cualquiera podría pasar desapercibida, pero él sabe que está llena de pena y de un toque de ironía.

—El jurado se puede ir a tomar por culo. Os ha puesto bajísimos a los dos que más os habéis esforzado con el baile y que merecéis más que nadie.

—Tú también te lo mereces —le recuerda—. Y te has quedado a medio punto de Bea, en la próxima gala te van a pasar el primero.

tú, yo y nuestras posibilidades - juantin /majosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora