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🐉136 d.c🐉

—¿Viene uno de los Dioses?—cuestiono el peliblanco—¿Por qué tanto escándalo?

—Creí que me habías extrañado—murmuró el príncipe bajando los escalones del carruaje.

—Por supuesto—hizo una mueca sonriendo.

Jacaerys lo ignoro y fue directo a los brazos de su madre. La abrazo con cuidado de no lastimarla ya que su estado estaba avanzado.

—Tu hermano dijo que llegaría un cuervo diciendo que tú y Erys se han quitado la vida  mutuamente—sonrío—Estoy agradecida de que no haya llegado.

—Y no llegará—aclaro sonriendo.

—Gracias a los Dioses—suspiro—Aemond ha dicho que te sacara los ojos si lastimas a Erys.

—Rhaenyra déjame saludar a mi nieto—murmuró la reina y Jacaerys se acerco a ella besando el dorso de su mano.

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Su bienvenida había sido calida y amorosa junto a sus hermanos, su madre y su abuela. Su padre había estado ocupado con la guardia real y no había podido recibirlo.

—Su majestad—murmuro cuando lo dejaron pasar a aquella habitación.

—Muchacho, ¿Cómo has estado?—se levantó de aquella silla con dificultad para estrecharlo en un abrazo—Se nota la ausencia de mis nietos en este lugar.

—Abuelo, tienes como diez nietos más—le recordó.

—Tus hermanos no me visitan y los pequeños no están interesados en mis historias ni en mi maqueta—hizo una mueca—Supongo que ya estoy viejo y espero pronto tener más.

—Ahora es que te queda vida, abuelo—negó—Sí piensas eso si te volverás un viejo.

El rey río y le señaló la puerta—Acompáñame, quiero mostrarte algo.

Jacaerys lo siguió sin rechistar acompañado de los capa dorada. Sintió la necesidad de ofrecerle su brazo para que se apoyara, pero se contuvo. Frunció el ceño cuando se fijo que se dirigían al salón del trono. Se paro a su lado cuando los capa dorada se retiraron dejándolos solos frente al trono. No supo cuanto tiempo pasó solo se había quedado ahí junto a su abuelo observando el gran trono de Hierro.

—Algún día ese será tu lugar—murmuro por lo bajo—Ese asiento hecho de espadas es el lugar más poderoso y peligroso de los siete reinos. Cualquier hombre vivo en la tierra mataría por el sin saber que es una destrucción—observo a su nieto—Nunca dejes que alguien que no sea tu familia te diga que hacer con todo el poder que ese trono representa. Hace años cuando el rey Jaehaerys aún vivía y mi padre era su heredero conocí a un joven que solía venir a la corte con su padre y su hermano, un segundo hijo, un gran amigo para mí—explicó y miro hacia el trono como si recordará—Pronto entendí que los segundos hijos no heredarán nada que no consigan por ellos mismos. Este hombre, Otto Hightower solo quería acercarse a mi por ser el próximo en la línea de sucesión y en parte lo consiguió. Mi padre murió de manera extraña y que casualidad que él mismo se ofreció a ser la mano del rey Jaehaerys días después de la muerte de mi padre. El conciliador lo acepto y cuando ascendí al trono también fue mi mano hasta que tu abuela tuvo un parto riesgoso en el que casi muere y él quiso hacerme ver que la solución a la búsqueda de mi heredero era casarme con su hija de doce días  del nombre en el futuro. Yo tenía veintiséis días del nombre y aquel hombre estaba tan hambriento de poder que me ofreció a su pequeña hija como un simple pedazo de carne—mascullo las últimas palabras.

"THE GAME" 《Jacaerys Velaryon》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora