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Su respiración era un desastre, pensó que su corazón se saldría de lo acelerado que estaba. Por instinto obedeció a la mujer y corrió con todas sus fuerzas hasta donde había dejado a Hidrakxes, se disculpo con algunas personas en el camino con las que choco sin querer.

—Debemos volver a casa Hidrakxes—murmuró subiendo a su silla—Se que los  encontraremos en casa o podemos ir a Volantis.

Vuelve a casa, Aenerys.

Aquellas palabras se repetían una y otra vez en su mente. Estaba asustada, ¿De qué príncipe estaba hablando? ¿La canción de Hielo y Fuego? Pensó que tal vez habría algo como que explicara aquello en el libro de Daenys. Aunque le causará repudio debía leerlo nuevamente. Se quejo cuando la marca de nacimiento en su hombro comenzó a arder tanto que pensó que saldría el fuego de su hombro. De pronto su vista se nubló, sus ojos pesaron y el rugido de dragones ajenos la inquieto aún más.

—Llévame a casa, bonita—acaricio su lomo con las pocas fuerzas que le quedaban.

¿De donde provenían aquellos rugidos? ¿Por qué parecía que toda la dinastía Targaryen la estaba persiguiendo? Hidrakxes rugia en respuesta y Aenerys negó.

—¡Likirī Hidrakxes!—grito con fuerzas—¡Likirī!

No podía dejar que su dragona se dejara llevar por sus instintos sin conocer el peligro que enfrentaba. ¿Vermithor? ¿Silverwimg? ¿Caníbal? Por lo que ella sabía esos dragones dormían bajo sus pies y nadie había intentado reclamarlos en años.

—¡Dohaeras!—murmuró con rabia y la dragona se calmó.

Frunció el ceño cuando vio una gota de sangre sobre su silla y supo que era de ella. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué le había hecho esa mujer? ¿Por qué había dicho que se parecía a su abuela? De pronto lo vio y lo supo. No era toda la dinastía Targaryen, era él.

Vermax.

El dragón rugía en una colina de lo que parecía una isla pequeña y desierta. Se veía tan lejana que pensaba que no llegaría jamás.

—Los encontramos, bonita—acaricio su lomo y la dragona rugio en respuesta.

Los minutos se hicieron eternos mientras intentaba llegar a él, bajo de su dragona a toda prisa y corrió en busca de Jacaerys que no estaba por ningún lado.

—¡JACAERYS!—grito con todas sus fuerzas para que la escuchara—¡JACAERYS!

La debilidad había sido reemplazada por la rabia y la desesperación por encontrarlo.

—Vermax,¿Dónde carajos está tu jinete?—murmuro como si el dragón pudiera escucharla y responderle.

Camino y camino por aquel lugar en busca de su esposo, hacia frío por lo que él buscaría la manera de protegerse de él, pensó. Entro a una de las cuevas empuñando la daga que siempre llevaba en el muslo.

—¿Jacaerys?

—¿Quién anda ahí?

Su alma volvió a su cuerpo cuando escucho su voz.

"THE GAME" 《Jacaerys Velaryon》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora