"THE GAME" 《Jacaerys Velaryon》

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Abrió sus ojos cuando sintió que alguien tocaba su cabello. Sonrío al ver a Jacaerys a su lado.

—Eres tan terca—negó—Sir Harwin ha podido ayudarte Erys, pero...

—Lo acepto—tomo su mano—Acepto que debo cuidarme mejor.

—Yo estoy aquí para eso—beso el dorso de su mano y se recostó a su lado.

Aenerys sonrío y lo abrazo apoyando su mejilla sana en su pecho. Podía sentir los latidos de su corazón retumbar en su pecho y aquello la hizo sonreír sin ser consciente de lo que hacía. Cerro sus ojos mientras pasaba sus dedos por su torso con delicadeza. Levanto un poco la mirada y lo observo. Tenía los ojos cerrados, su respiración era lenta y calmada.

—Se que soy hermoso—sonrío aún con los ojos cerrados. La princesa negó riendo ante sus palabras.

Soltó su cabello y se acerco para besar su mejilla con delicadeza. Había extrañado tanto besarlo.

—Debes descansar...—se recordó a si mismo—Aenerys....

—De acuerdo.

Se aparto y le dio la espalda. Sintió que su corazón se saldría cuando el joven príncipe su gran mano en su cadera bajando por su cintura para rodearla.

—Buenas noches, esposa—susurro en su oído.

—Buenas noches, esposo.

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—Este y este—señaló—¿Cómo es posible que no sepas jugar ajedrez?

—Lady Arryn intento enseñarme una vez, pero me enoje y ya no quise intentarlo.

—Mentirosa...

La puerta de la habitación fue abierta y Aenerys sonrío cuando vio a su doncella.

—Su alteza—la mujer se reverencio—Enviaron este cuervo para usted.

Aenerys asintió y tomo la carta que su doncella le ofrecía—Gracias Eryn.

La mujer se retiro. La princesa sonrio al  reconocer la letra y el sello.

—¿Quién lo envía?

—Mamá—sonrío—Los extraño mucho.

—Yo también—admitió—¿Deberíamos invitarlos?

—Podríamos traer a mis hermanos—sonrío—Sería tan lindo tenerlos aquí.

—Sí, siempre y cuando no me quieran asesinar por robarles a su hermana. Maegor estaba enojado conmigo.

Aenerys negó riendo y se dispuso a leer lo que su madre le había escrito. Suspiro cuando leyó el nombre de su padre, se negaba a que él ser humano al que más admiraba fuera capaz de fallarle de esa manera a su madre. Negó, ella lo conocía bien y sabía que aquella mujer era hija de su tío Daemon.

—¿Qué dice?—interrogó.

—Su majestad ha recaído—murmuró por lo bajo—Los maestres no tienen muchas esperanzas de que termine este año.