Cuando era un poco más joven, recuerdo que la mayoría de mis compañeros solían ir a hermandades cada fin de semana para asistir a una fiesta en donde el alcohol de todo tipo era ilimitado, snacks por todo el piso, colores llamativos, grafitis en las paredes, poca iluminación, música con alto volumen, habitaciones cerradas por dentro que te decían a gritos que no querías entrar para encontrar a dos sujetos desnudos bastante ebrios como para recordar al día siguiente lo que habían hecho.Sin contar que aquellas “fiestas” eran en realidad una invitación para vender tu hierba sin problemas.
Bueno, eso es lo que solía decirme Jackson, mi compañero de habitación.
“Si quieres hierba, solo asiste a la fiesta. Ahí encontrarás de todo. TODO”
La verdad es que nunca asistí a ninguna de ellas, en su lugar daba algunas vueltas por el campus a las 3 de la mañana, con un par de audífonos, un buen reproductor y una sudadera negra. Es increíble la tranquilidad que puedes tener en horarios como esos, no hay ruidos, estímulos, nadie te juzga ni mucho menos te presta atención.
A excepción del señor Woo, el vigilante.
Un hombre de edad avanzada, con cabello platinado gracias al paso del tiempo, delgado y bastante amable. Recuerdo que la primera vez que me vio rondando terminó por gritarme un par de palabras religiosas, después de explicarle que simplemente era un estudiante de último grado se tranquilizó.
Desde ese día me convertí en alguien cercano al hombre, así que cuando me veía a los alrededores solo alzaba una de sus manos en forma de saludo o realizaba un movimiento de mentón. Nada de palabras solo gestos.
Como sea, estos pensamientos llenaron mi cabeza en cuanto llegué al estacionamiento del edificio de Lea.
El sonido del motor apagarse fue lo único que escuché, me retire el casco y pase mi mano por mi cabello en un acto reflejo, suspire para notar el frío que inundaba el lugar ya que mi aliento caliente generó una especie de humo salir por mi boca.
Una corriente de aire chocó contra mi cuerpo, mi sudadera se sentía fría al tacto, mis manos se encontraban ligeramente congeladas, así que terminé por guardarlas en el bolsillo de mi sudadera, para disponerme a caminar en dirección al gran edificio delante de mí.
La luminaria del lugar era escasa debido a que se encontraba en un sector privado, exclusivo. Y es por esa misma razón que los guardias se encontraban alerta; apuesto a que nadie estaba dispuesto a perder un par de aretes o una corbata de diseñador , el capitalismo es lo que le da el valor a esas insignificantes cosas. Materialismo.
Una mierda.
En cuanto estuve más cerca pude ver con detenimiento las paredes de éste, un color grisáceo que generaba un contraste con la herrería color negro que se encontraba en ventanales, varandales y balcones. Un par de plantas decorativas , árboles altos al comienzo a la par de una gran puerta. Todo en el lugar era sofisticado, delicado y bastante costoso.
-Ahora solo debo de convencer a esos grandotes de dejarme pasar- miré a los hombres delante de mí- Recuerda que eres un detective Yoongi, que no te hagan pensar lo contrario-
A contra parte del estacionamiento, la entrada se encontraba totalmente iluminada y estando más cerca de la puerta principal logré mirar a dos tipos bastante robustos con trajes de policías, con armas en sus bolsillos traseros y placas en su pecho. Riendo y bromeando mié tras miraban el celular perteneciente a alguno de ellos.
Mis pasos resonaron en cuento estuve más cerca de ambos, obligándonos a apartar la vista de la pantalla para mirarme con detenimiento, su semblante cambió al instante por uno serio, su postura se transformó en una más recta y me prestaron atención.
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🖤PROYECTO 93🖤: En otra vida seremos lo que no pudimos ser.
Hayran KurguMin Yoongi es un detective quisquilloso, orgulloso y bastante bueno para resolver casos, sin embargo una noche es asignado para investigar la desaparición de Lea Riwoo, una reconocida científica que desarrollaba un proyecto bastante ambicioso donde...