Fragmento 8

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¿Y si fuera el fin del mundo?

(Lea Riwoo) (27 años)
(Otoño,  2008)

Hace bastante tiempo recuerdo que solíamos tomar café en la sala de estar mientras mirabamos televisión, recuerdo cuando eramos pequeños y te miraba llorar en el patio trasero de la escuela después de que otro tonto fuera a burlarse de tus ojos y tu peculiar voz que simplemente me dejaba pensando todas las noches.

Recuerdo cuando tuvimos nuestra primera pelea y ambos corrimos para abrazarnos a la media noche en el parque que nos quedaba como punto central de nuestras casas, todo para disculparnos porque no duramos más de 24 horas enojados.

Pero ahora y cuando siento que el mundo termina, solo me pregunto si vendrás, como aquella vez para abrazarme y decirme que todo estará bien. Porque vendrás. ¿Cierto?

Todo había pasado tan rápido, hace un par de horas me encontraba en mi primer día de trabajo como administradora de un empresa de renombre en DC y ahora estoy de vuelta en Daegu frente a un par de ataúdes y atada al celular esperando la llamada del médico en jefe de la unidad hospitalaria donde mi hermano menor está internado.

-¿Cómo paso?- comenté entre lágrimas mientras miraba los ataúdes frente a mí- ¿Cómo?-

La verdad era que la noticia me había dejado consternada, no es como si te levantas un día y predigas que toda tu familia tendrá un accidente mortal donde tus padres perderán la vida y tu hermano menor terminará en coma, mucho menos esperaba que sucedería pasada la semana de mi partida, los miré tan felices en el aeropuerto mientras abordaba el avión que simplemente nunca pensé que sería la última vez que los vería, al menos por un largo tiempo.

Pero claramente la vida daba vueltas y giros inesperados, y este había sido uno de ellos.

Miré a mis costados, todas las sillas se encontraban vacías, no había amigos porque no los teníamos, mi familia siempre fue excluida de los demás por ser multiracial, mi madre no tenía amigas aunque todas la mujeres del vecindario le daba cumplidos por ser una persona tan dedicada, mi padre era bueno en su trabajo pero su temperamento no ayudaba mucho cuando trataba de entablar relaciones ajenas al trabajo, y mi hermano.. bueno el estudiaba en casa, no se le permitía salir mucho debido a su TDAH, así que bueno… no éramos muchos los que estábamos aquí.

¿Abuelos?¿Tíos?¿Conocidos?

Claramente los primeros habían muerto hace un par de años, los segundos mantenían peleas constantes con la familia por lo que por nuestro bienestar terminamos por alejarnos de ellos, conocidos… ¿Tengo que explicar todo de nuevo?

Las muertes son una lupa para que puedas notar a quien realmente le importas, aunque el tiempo aleja a algunos eso no quiere decir que seas invisible para ellos el resto de su vida. ¿Cierto?

-Me gustaría que estuvieras aquí- solté un par de páginas mientras miraba mis manos entrelazadas- No quiero sentirme sola-

No soy una fanática de la soledad, pero sabía que tenía que acostumbrarme a ella en cuanto estuviera en un continente diferente, sin embargo no estaba preparada para esto; nadie lo está, siempre había sido consciente de que mis padre morirían en algún momento, la muerte es algo inevitable así que tendría que pasar, pero ¿Porqué tan pronto?

-Prometimos que estaríamos aquí- aspire mi nariz- Lamento que nos hayan alejado- miré las fotos de mis padres- No quería tenerles resentimiento por ello pero era lo único lindo que tenía- suspire- Lo único que quería conservar-

Aquello a lo que me refería que deseaba conservar, era a mi mejor amigo y probablemente el que hubiera sido mi prometido hace un par de años, pero mis padres lo habían alejado antes de que siquiera ambos pensáramos pasar más tiempo juntos.

🖤PROYECTO 93🖤: En otra vida seremos lo que no pudimos ser. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora