XXV

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Boldwood se desperezó viendo a su lado como Phileas aún dormía, se veía tan a gusto que en lugar de despertarlo lo abrazó volviendo a dormirse. El castaño entreabrió los ojos al sentir los brazos fuertes de su amado rodearlo, estiró sus extremidades y se volteó hacia el pecho de Will frotando el rostro contra sus pectorales.

— ¿Dormiste bien? —murmuró Will, adormilado.

— Si, dormir contigo siempre será dormir bien —contestó, dejando besos en el pecho de Will.

— ¿Qué vas a desayunar? Debemos decirle a las criadas para que preparen el desayuno a tiempo.

— Pancakes y zumo —alzó la cabeza sonriendo.

— ¿Te gustó el regalo de anoche? —acarició su mejilla dejando un beso en su frente.

— Amé el reloj, los detalles son muy lindos, aunque no entendí las iniciales.

Boldwood se echó a reír girándose boca arriba y Phileas apoyó las manos a los lados de su cabeza mirándole fijamente.

— Oye, ¿de qué te ríes?

— ¿Con qué letra comienza tu nombre?

— Con la P.

— Ajá, ¿y mi apellido?

— Con la B...

Guardó silencio procesando la información y luego no pudo evitar soltar una carcajada al darse cuenta de aquél detalle, Will también rió tomando sus mejillas para acariciarle. Aún no llevaba el apellido de William pero no veía el día en que él le propusiera matrimonio, ¿a caso sería demasiado pronto? ¿Debía esperar un poco más y ver si Will quería matrimonio? No era obligatorio casarse, pero desearía tener algo más que un noviazgo, asegurar su relación, confiaba en Will después de todo.

Un rato más tarde salieron de la cama y se alistaron para el desayuno, bajaron al comedor para después pasear por los alrededores del palacete ya que hacía buen tiempo. Phileas se detuvo percatándose de que allí había una piscina llena de agua, estaba limpia y no parecía usarse mucho, tocó en el brazo a Will quien miraba las nuevas esculturas que habían dejado por allí, al parecer de las últimas reparaciones del palacete.

— ¡Will!

— ¿Qué sucede amor mío? —preguntó rápidamente suavizando el momento para no ser regañado.

— Oh, no era necesario llamarme así —se sonrojó acercándose un poco más a su novio—, pero me gusta.

— ¿Hay algo que desees comunicarme? Ya que llamabas y no te estaba prestando atención, lo siento por eso.

— Está bien, no te disculpes aveces yo también me entretengo —sonrió—. Me preguntaba si se puede usar la piscina.

— ¿Quieres usarla? Llamemos a un sirviente para que condicione el área —se apartó haciéndole señas a uno de los criados que paseaban por el área.

— ¿Desea algo señor? —preguntó el joven que acababan de llamar.

— ¿Podría traer dos tumbonas, algunas toallas y sombrillas? Mi pareja y yo queremos usar la piscina.

— Enseguida señor, ¿algo más?

Phileas agarró el brazo de Will murmurando en su oído algo que el sirviente no escuchó, Will asintió con la cabeza y volvió la vista al joven frente a él.

— Por favor, ¿podría decir en la cocina que deseamos unas bebidas refrescantes? Algo dulce pero no empalagoso.

— Por supuesto señor, enseguida estoy con ustedes.

༒El olor de las Mandarinas 〄༒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora