Había una vez un árbol de mandarinas y un niño. El árbol llevaba largos años en el mismo lugar, ofrecía sombra al caminante y daba flores que caían ante las brisas fuertes. Había soportado tempestades, sequías, e incluso la tala de algunas de sus ramas, pero a pesar de los años ahí se mantenía. El árbol no había logrado dar frutos aún, pero esperaba con calma que un día finalmente sus flores se convirtieran en deliciosas mandarinas.
—¿Por qué no daba frutos el árbol? —preguntó un pequeño William a su madre, siendo arrullado en sus brazos.
—Hay que escuchar toda la historia para saberlo, no seas impaciente —respondió dejando un besito en su frente—. ¿Quieres que continúe?
—Si, quiero escuchar.
Un día, cuando el árbol se sentía triste y pensaba que no valía la pena seguir luchando, apareció un niño por el camino. Detuvo su paso y miró el gran árbol, exclamando con emoción: "¡Pero que árbol tan grande!" Y sin saber que el árbol le estaba escuchando continuó diciendo; "Que hojas tan verdes y limpias tiene. Seguro muchos pajaritos se posan en sus ramas y arman sus nidos aquí. Y está en este lugar ofreciendo sombras a los caminantes, es un árbol bonito y útil, ¡ojalá de muchas mandarinas! Volveré en temporada, así comeré mandarinas".
Y así halagó las cosas buenas de aquél árbol, haciendo que sus palabras lo hicieran sentir útil. Incluso cuando el árbol sabía que hacía muchos años había esperado que sus flores dieran frutos en vano, pensó que para la temporada debía por lo menos tener algunas mandarinas listas. Entonces se esforzó mucho en hacer que sus flores olieran bien para atraer a las abejas, y aunque no obtuvo resultados inmediatos, cuando el niño volvió a pasar pudo encontrar una hermosa mandarina colgando de una rama.
—Pero mami, el árbol no daba mandarinas...
—Ya, pero cuando alguien cree fielmente en ti y en lo que haces, tú también comienzas a creerlo. El árbol creyó en si mismo porque el niño lo apoyó, todos con un empujoncito podemos llegar muy lejos.
—Mami, ¿tú crees que algún día pueda ser como papi y como tú?
—Claro que si mi niño, tú puedes ser la persona que desees ser, pero sobre todo debes ser feliz y bueno —besó su mejilla, abrazándolo—. Buenas noches mi pequeño, duerme bien. Y recuerda, mami siempre estará a tu lado.
—Buenas noches mami.
Dijo el pequeño William cerrando los ojos, su madre apagó la luz y tras esto cerró la puerta dejándolo dormir. Mucho había jugado durante el día, ahora merecía un descanso, sabía que al día siguiente pasearía a caballo con sus padres y quería estar lleno de energías. Algo que no sabía el pequeño William era que en su adolescencia faltaría su madre, ya no habría más cuentos antes de dormir, mucho menos cabellos rubios cosquilleando en sus mejillas. Tendría en cambio a su padre aconsejando y guiando, enseñándole a ser un líder, un buen hombre, como le hubiese gustado a su esposo Elliot.
Will creció junto a su padre pero el amor no faltó, Wade tenía un carácter firme, crió solo a William con la ayuda de Laura pero supo darle amor y comprensión. Al día de hoy Laura estaba segura de que sus antiguos patrones hubieran estado felices y orgullosos del hombre en quien se había convertido William.
La habitación se iluminó con el destello de los relámpagos, y el fuerte sonido de los truenos despertó al pequeño pecoso que dormía. Su exaltación no fue menos al recordar que debía guardar silencio y no gritar aún si temía, si lo hacía sería peor, siempre era peor. Jadeó, todo a su alrededor era espeluznante, el sonido colándose por las rendijas, los truenos y las sombras. Temblaba bajo las sábanas, todo su pequeño y delgado cuerpo temblaba, una ventana se abrió por los fuertes vientos y tuvo que ponerse de pie para cerrarla o se mojaría su cama.
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༒El olor de las Mandarinas 〄༒
Romance🔞‼️ Phileas era como las mandarinas en temporada, y Boldwood era como un niño deseoso por probarlas. 🦔 📌William Boldwood (personaje interpretado por Michael Sheen) × Phileas Fogg (personaje interpretado por David Tennant) 📌 Cómo recurso de fondo...