༒El olor de las Mandarinas 〄༒

XXX

En la comarca no había persona que no conociera al señor Boldwood y a sus peones, y ahora que se casaría todos estaban al pendiente tanto de los chismes como de los comentarios. Phileas se había encargado de hacerse conocer como una buena persona en los eventos y festivales, así que tenía una buena reputación entre los vecinos. Cuando todos hablaban sobre William mencionaban también a su prometido el señor Fogg, y siempre tenían algo bueno que decir. Incluso en Gales, a pesar de que muchas de esas mujeres habían estado hablando a sus espaldas, tenían que admitir que era un buen tipo.

La noticia de la boda corrió como pólvora llegando incluso a oídos foráneos, Phileas con mucha emoción había enviado una carta a la hija del señor Plitz y esta en cuanto leyó la carta le escribió de vuelta. Las cartas de felicitaciones para los recién comprometidos comenzaron a llegar acumulándose en una caja, Phileas intentó leer todas para que así William respondiera, tenían mucho que hacer aún. Mientras las cosas marchaban viento en popa en la hacienda, el otoño se coló por las ventanas y con ello los nuevos eventos, ferias en la ciudad y otras cosas. También llegó el tren con sus pasajeros, de muy lejos llegaban algunos, quien sabe con qué pensamientos.

Phileas entró al ranchón donde los peones descansaban y enseguida vio a Trinidad, tocaba la guitarra recostado en la butaca siendo escuchado por otros. Definitivamente quería que tocara algunas canciones en la fiesta después de la ceremonia de casamiento, todos aplaudieron incluido Phileas, quien fue saludado por los presentes. Trinidad se levantó yendo a conversar con él, planeaban muchas cosas aparte de la boda tales como; las cosechas otoñales, la participación en las ferias, y otras situaciones respecto a los peones. Laura se apareció por allá cuando conversaban, llamando a los muchachos para almorzar en el comedor del caserío, y Phileas tuvo que volver a la casona ya que Will solicitaba su presencia.

—He hablado con Trinidad sobre el grupo que dirige y las cosas que se estarán haciendo —comentó siguiéndole por la casa—, Mason ha estado ocupado pero ya hablaré con él también, igual le dije a Trinidad que le informase.

—Gracias querido, me ayudas mucho con todo esto.

—Es parte de mi trabajo, además de ser tu futuro esposo —sonrió entrando al despacho detrás de Will—. William, tengo algo que decirte.

—Yo también debo decirte algo, pero adelante dime tú primero.

—Seguro lo que necesitas es más importante, yo solo...

—Phileas para mí tu eres lo más importante, dime qué sucede y luego yo te diré —besó la puntita de su nariz, apartándose para sentarse—. Adelante, dime.

—He estado viendo al doctor, pedí un chequeo médico y una revisión para asegurar mi bienestar, saber cómo marcha mi salud. Dijo que estoy en óptimas condiciones.

—Genial, me quitas un gran peso de encima al saber que estás bien —observó a su prometido caminar en círculos frente a él.

—Eso es todo —sonrió nervioso—, dijo que podemos intentarlo cuando llegue mi ciclo de calor.

Boldwood comprendió, finalmente, que Phileas ahora se sentía seguro respecto a una decisión tan importante como aquella. Se alegraba de que su amado estuviera dando un paso adelante, superando de a poco la pérdida y atreviéndose a intentarlo otra vez. Había tanta esperanza en sus ojos, no podía evitar sentirse alegre por él, por ambos.

—Estoy orgulloso de ti, eres tan valiente —se puso de pie sosteniendo las manos de Phileas—, me alegra que decidas dar un paso tan importante.

—No sé si en verdad pueda quedar en cinta pero no perdemos nada intentándolo. He hablado con Laura y ella me animó para hacer revisiones con el doctor, he pensando mucho en tí, en nosotros, y quiero tener la oportunidad de formar una familia contigo.