༒El olor de las Mandarinas 〄༒

XV

El sonido de un vidrio contra el suelo hizo a ambos mirar en dirección al pasillo, de la impresión Phileas acababa de soltar un florero transparente que se hizo añicos en el suelo, miraba a los otros dos sin entender la situación e intentando mantener la calma. Mil cosas pasaron por su mente y lo único que pudo hacer fue mirar al suelo; los cristales rotos, el agua y las flores desparramadas, alzó la mirada otra vez. Will soltó muy lentamente el cabello rubio de Johan apartándose de este, Phileas aún no sabía que decir, el rubio sonrió de forma descarada.

— Creo que se rompió tu florero —se atrevió a decir con aquél tono despreocupado y socarrón, William lo fulminó con la mirada.

— Si...

Sus manos temblaron sintiendo un pavor horrible ante la mirada de William, ¿se enojó, lo mira así porque no lo quiere ya, porque rompió el florero? En su niñez lo hubiesen castigado si rompía algo, se apresuró a recoger los restos del florero entonces, olvidando proteger sus manos, y a gran velocidad agarró los cristales descuidadamente cortándose. La sangre brotó de su palma, quedó estático y de pronto se vio a si mismo de seis años siendo castigado; recibiendo latigazos en sus palmas hasta sangrar.

William al ver que Phileas había entrado en una especie de shock caminó hasta él para ayudarle a levantarse, tomó su mano cerciorándose de que no hubiese ningún cristal incrustado en su piel y con un pañuelo presionó contra la herida para evitar más sangramiento. Phileas vio a Boldwood y lo único en que pensó fue "esto no debería haber ocurrido", todo por culpa de Johan quien les observaba sin mover un músculo.

— Lo rompí —murmuró—, lo siento.

— Tranquilo, eso no importa, vamos a limpiarte la herida.

— Pero los cristales —miró al suelo, aún con voz temblorosa.

— Johan se encargará de eso, y más le vale.

El rubio frunció los labios viendo cómo Boldwood se llevaba al otro hacia otra parte de la casa después de darle una mirada amenazante, pegó un fuerte pisotón gruñendo por lo bajo, al menos había conseguido lo que quería sólo que no con el resultado esperado. Will limpiaba la herida en la palma de Phileas quien no le miraba, supuso que había malinterpretado aquella escena por lo que tras vendar la mano del castaño dejó un beso en esta. Se encontraba arrodillado frente a la silla de Phileas, y así se quedó tomando sus manos mientras le miraba fijamente, Phil volvió a la realidad tras mirar los ojos de su amante, ese Johan se las pagaría.

— Perdón.

— No tienes que disculparte —repitió, acariciando sus nudillos—, fue un accidente.

— Arruiné tu humor ¿verdad?

— No, Phileas no arruinaste nada —le alzó el mentón sonriéndole—, sabes que no haría algo con otra persona.

— Pero es Johan —murmuró—, es tu amigo de la infancia.

— Lo fue, pero ya no es relevante —acarició el mentón del castaño, inclinándose a dejar un beso en su frente—. Perdón si malinterpretaste aquello, no estaba intentando algo con él, quería regañarlo por osar insinuarse. Claro que no lo permitiré.

"Ese Johan, deja que lo agarre", pensó Phileas un poco enojado, Boldwood se acercó dejando algunos picos en sus labios, al ser besado por William todo su enojo se fue, incluso el amargo recuerdo que le había devuelto la nueva herida en su mano se esfumó. Boldwood acunó el rostro de Phil dejando algunos besos en su cara, el otro le abrazó hundiendo su nariz contra el cuello del rizado.

Ese día se había levantado un poco tarde, esperaba darle una sorpresa a William colocando flores en su habitación pero tras ir a buscar las flores regresó por otro pasillo, sin querer escuchó la música del piano y recordó que jamás había aprendido a tocar uno, así que se acercó. A medida que se acercaba pudo escuchar la hermosa voz de William cantando, jamás lo había oído cantar y allí se dio cuenta de que no conocía del todo a Boldwood, después hubo un silencio y al asomarse lo próximo que encontró fue aquél horrible escenario donde parecía que Will estuviese a punto de besar a Johan.