-"Yare yare no...no puedo detenerlos"-
-Por supuesto que no puedes querido ¿o acaso creíste que yo era tan tonta como ella? cualquiera puede manipular con una sonrisa linda pero yo puedo controlarlos-
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Pov's Omnisciente:
El pasillo de la mansión Saikou estaba silencioso, con sus mármoles relucientes y decorados con exquisito gusto. Aiko Teruhashi, con los auriculares puestos, se movía de un lado a otro, limpiando meticulosamente cada rincón. La música era su único refugio en esa vasta y solitaria mansión, un escape de la tormenta interna que la acompañaba desde hacía años.
La suave voz de la señora Saikou la sacó de su ensimismamiento.
-Aiko querida-
Aiko se quitó los auriculares, sorprendida de que alguien la llamara con tanta amabilidad.
-¿Necesita algo, señora Saikou? - Preguntó, tratando de mantener la compostura-
La señora Saikou con porte elegante sonrió y extendió un sobre hacia Aiko.
-Feliz cumpleaños, Aiko, has echo mucho por esta casa-
La joven tomó el sobre, notando la cantidad de dinero dentro. Sus ojos se llenaron de lágrimas contenidas, pero sonrió débilmente.
-Gra-gracias… - Murmuró, incapaz de decir más-
-Es tarde, deberías ir a casa ya- Dijo la señora Saikou, colocando una mano en el hombro de Aiko con gentileza- No quiero que llegues tarde a la fiesta que seguramente tus padres te habrán organizado-
-S-si, claro-
Aiko asintió, agradeciendo la amabilidad, aunque el pensamiento de volver a casa la llenaba de angustia. Se cambió rápidamente de ropa y se dirigió hacia la salida. Justo antes de abrir la puerta, una voz la detuvo.
-Oye tu, pobretona-
Aiko se giró para ver a Metori Saikou, el hijo menor. Conocía bien su tono arrogante, pero esa noche, estaba demasiado cansada para enfrentarlo.
-Tienes razón, señorito Saikou, soy una pobretona- Admitió con serenidad, mirando al joven a los ojos- Pero ese comportamiento no es digno de un Saikou-
Metori se detuvo, titubeando antes de extenderle una pequeña caja.
-Feliz cumpleaños...- Murmuró, evitando su mirada- Tonta
Aiko tomó la caja, sorprendiéndose de su gesto. Le sonrió con ternura.
-Eres un buen chico, Metori … solo un poco idiota- Dijo, riendo suavemente mientras le daba un abrazo ligero- Duerme bien y no te pelees con tu hermano hazme el favor-
Metori se quedó inmóvil, sin saber cómo reaccionar, mientras Aiko se alejaba hacia la puerta. Desde las sombras, alguien observaba la escena, sonriendo al ver la reacción de Aiko ante un gesto tan simple y dulce.
-Perfecta-
El camino de Aiko hacia su casa era largo y solitario. Caminaba bajo la lluvia que comenzaba a caer, cargada con una mezcla de emociones. Al llegar a su hogar, la oscuridad la recibió como siempre. Para sus padres, su cumpleaños no era más que otro día en el calendario.
