-"Yare yare no...no puedo detenerlos"-
-Por supuesto que no puedes querido ¿o acaso creíste que yo era tan tonta como ella? cualquiera puede manipular con una sonrisa linda pero yo puedo controlarlos-
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Pov's Omnisciente:
Teruhashi se encontraba en su habitación, de pie frente a su enorme espejo, ajustando los últimos detalles de su atuendo con una sonrisa de pura satisfacción. Hoy era la gran fiesta en la casa de campo de Megamo Saikou, y todo había salido exactamente como ella lo había planeado. Había bastado con una pequeña insinuación a su hermano, una mueca de curiosidad inocente, para que él se moviera en las esferas adecuadas y consiguiera la tan codiciada invitación. Por supuesto, todo el mundo sabía que cuando Teruhashi Kokomi se proponía algo, siempre lo conseguía.
Su vestido rojo, drapeado y corto, realzaba su figura a la perfección, destacando su elegancia y encanto natural. El chal de pelo blanco atado suavemente sobre sus hombros le daba un toque de sofisticación sin esfuerzo, como una verdadera princesa de cuento de hadas. Se miró al espejo una última vez, convencida de que Megamo no podría quitarle la vista de encima ni por un segundo. "Estaré radiante," se dijo a sí misma, con una sonrisa calculadora.
Al bajar las escaleras, sus padres la recibieron con admiración y orgullo. Su madre aplaudió con entusiasmo, mientras su padre, conmovido, le dijo que habían contratado una limusina solo para esa noche, "para que se sienta como la princesa que es". Teruhashi se sintió aún más feliz, como si todo el universo conspirara a su favor. Sabía que Megamo Saikou no podría resistirse a su encanto, y esa noche él finalmente se daría cuenta de que alguien como ella merecía estar a su lado, no su hermana insípida.
Mientras Teruhashi se preparaba para su gran entrada, en la casa de campo, Aiko se encontraba en una habitación privada, ajustando los detalles finales de la decoración y la disposición de los invitados. Su estómago era un manojo de nervios, algo poco habitual en ella, pues siempre había tenido una gran confianza en sí misma. Pero aquella noche, por alguna razón, sentía una mezcla de emoción y ansiedad que no lograba calmar.
La fiesta que Megamo había planeado era todo menos una simple reunión social. Él insistió en que Aiko se encargara de cada pequeño detalle, asegurando que su gusto impecable y su sentido del estilo harían de la noche un evento inolvidable. Había dedicado horas a la elección de cada pieza decorativa, a coordinar el catering y a asegurarse de que todo estuviera a la altura de las expectativas de la familia Saikou. Pero ahora, sentía que una sombra se cernía sobre su trabajo, algo que no terminaba de identificar.
Megamo, por su parte, se encontraba al otro lado de la mansión, con una copa de vino en la mano, observando a los primeros invitados que comenzaban a llegar. Sabía que Aiko estaba detrás de todo lo bueno de aquella noche, pero lo que realmente le interesaba era su presencia. Quería verla destacar, brillar con la luz que solo él sabía apreciar. Sin embargo, al enterarse de que Teruhashi Kokomi había conseguido una invitación, no pudo evitar una mezcla de irritación y curiosidad. ¿Qué planes tendría esa chica? ¿Por qué tanto interés en una fiesta que claramente no era de su círculo?
Aiko, al tanto de la llegada de su hermana, se sintió aún más nerviosa. Sabía que Teruhashi no se detenía ante nada para obtener lo que deseaba, y esta vez, parecía que su objetivo era Megamo. Sin embargo, Aiko decidió enfocarse en su tarea. Esta era su noche, su oportunidad de mostrar lo que podía ser ella misma. Con un suspiro profundo, se enderezó y se dirigió hacia su habitación dispuesta a prepararse.
