-"Yare yare no...no puedo detenerlos"-
-Por supuesto que no puedes querido ¿o acaso creíste que yo era tan tonta como ella? cualquiera puede manipular con una sonrisa linda pero yo puedo controlarlos-
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Pov's Omnisciente:
La segunda colección de la marca emergente Danganronpa había arrasado con todo a su paso, causando un verdadero furor en el mundo de la moda. Inspirada en la elegancia y la visión original de Cristóbal Balenciaga, la colección no solo se destacó por su impecable diseño, sino también por su crítica aguda a la dirección absurda y extravagante que había tomado la icónica casa de moda. Los medios no tardaron en calificarla como una “declaración de guerra silenciosa” contra la degradación de la marca, señalando los excesos y la falta de respeto hacia el legado de su fundador. Aiko no se había limitado a diseñar prendas; había lanzado un manifiesto estético que resonaba con todos aquellos que añoraban la verdadera esencia del diseño.
Desde los noticieros y las revistas hasta las redes sociales, el nombre de Danganronpa estaba en boca de todos. Los comentaristas y críticos de moda debatían apasionadamente sobre la provocación que representaba esta colección. Los diseños, que incluían perlas, corsés oscuros, y tocados con flores elegantes, eran una auténtica oda a la belleza parisina y una burla a la superficialidad que había invadido la moda contemporánea. Mientras algunos aplaudían la audacia de Danganronpa, otros criticaban lo que veían como un ataque frontal a una marca histórica.
Aiko, relajada en el sofá de su lujoso salón, observaba las noticias en la pantalla plana frente a ella. La transmisión mostraba imágenes de largas filas frente a la nueva boutique de Danganronpa, donde cientos de personas se agolpaban con ansias por conseguir las prendas de la colección. Las escenas se volvieron cada vez más caóticas: empujones, gritos, e incluso peleas entre compradores desesperados. La página web de la marca también había colapsado bajo el peso de miles de pedidos simultáneos, un fenómeno que los periodistas describían como una auténtica locura colectiva.
Aiko observaba todo con una mezcla de orgullo y satisfacción. La controversia no solo había impulsado las ventas, sino que había consolidado a Danganronpa como una voz crítica en la industria. Ver cómo su marca desafiaba los estándares y movilizaba a las masas era la mejor recompensa a sus esfuerzos. Las ventas se disparaban, y su mensaje resonaba. Todo se desarrollaba según su plan, o quizás incluso mejor de lo que ella había imaginado. Con una copa de champán en mano, Aiko sonrió con serenidad. El caos que su colección había desatado no solo era un triunfo económico, sino también una declaración de que en el juego de la moda, ella era la nueva reina indiscutible.
Mientras Aiko contemplaba la pantalla con una sonrisa satisfecha, sintiendo la adrenalina del éxito recorrerle las venas, sintió de pronto un cálido y familiar aliento en su cuello. Megamo había entrado en la habitación sin hacer ruido, como solía hacerlo, con ese andar sigiloso que le permitía sorprenderla una y otra vez. Antes de que pudiera girarse para saludarlo, él ya estaba inclinándose sobre su hombro, dejando un beso suave y delicado en su cuello.
El contacto fue tierno, cargado de una intimidad silenciosa que solo ellos compartían. Aiko cerró los ojos un instante, dejando que el ligero escalofrío que le provocaba ese gesto recorriera su espalda. Megamo siempre sabía cómo colarse en sus pensamientos y recordarle, con ese tipo de detalles, que no estaba sola, que había construido más que una marca y un alter ego: había construido un hogar con él.
