Pov's Omnisciente:
Megamo Saikou no era un humano corriente. Desde que tenía memoria, siempre se había considerado a sí mismo como alguien muy por encima del resto. No solo por la riqueza que lo rodeaba desde su nacimiento, ni por el poder que había acumulado a lo largo de los años, sino por algo que pocos en el mundo poseían: poderes psíquicos.
Desde joven, Megamo comprendió que su habilidad no era solo un don, sino una señal de que estaba destinado a cosas más grandes. Mientras los demás luchaban por sobrevivir, él se encontraba en la cima, siempre un paso adelante, siempre calculando, controlando, dirigiendo su vida y la de quienes lo rodeaban. Con solo 19 años, ya había fundado varias empresas que generaban millones de dólares diarios, y era consciente de que el éxito lo acompañaba porque era alguien superior, un ser en constante evolución, diseñado para gobernar.
Pero, por mucho que su vida pareciera perfecta desde fuera, había una pequeña imperfección, un detalle que, para alguien como él, no pasaba desapercibido: Aiko Teruhashi.
Aiko era, en apariencia, una simple criada. Trabajaba a medio tiempo en su mansión, dedicándose a limpiar y mantener el orden, sin destacar demasiado, al menos no para cualquiera que no prestara atención. Pero Megamo notaba todo. Y Aiko tenía algo que pocos poseían, algo que, a su manera, la hacía especial: una empatía genuina.
Para alguien en la posición de Megamo, las relaciones humanas eran transacciones. Sabía que casi todos los que se preocupaban por él lo hacían por lo que podían obtener a cambio: dinero, influencia, poder. Aiko, sin embargo, no encajaba en ese molde. No parecía interesada en nada de eso. En cambio, le ofrecía bocadillos cuando lo veía trabajar durante largas horas y le aconsejaba que descansara. Había tenido mujeres a su disposición, todas hermosas, todas dispuestas a complacerlo, pero ninguna había mostrado el mismo tacto y dulzura que ella.
La situación de Aiko no le era ajena. De hecho, sabía más de lo que ella podía imaginar. Fue Megamo quien, sutilmente, chantajeó a su hermano menor para que le diera aquel collar que había comprado para Aiko. No era un accesorio caro, nada lujoso para los estándares de los Saikou, pero la sonrisa pura que Aiko mostró al recibirlo le dio a Megamo una satisfacción que pocas cosas en la vida le proporcionaban.
Su intervención no terminó ahí. Fue él quien le pidió a su madre que diera un paseo nocturno para relajarse de su trabajo. Sabía perfectamente lo que encontraría: a Aiko, sola y desamparada, tras haber sido echada de su casa. Todo estaba calculado. Ahora, Aiko no tenía a nadie más, estaba atrapada en su telaraña, vulnerable, pero con un potencial que Megamo no podía ignorar.
Él veía a Aiko como un diamante en bruto. Bajo esa fachada frágil y rota, había algo que él podía moldear, algo que, bajo su guía, podía convertirse en una herramienta valiosa. Ella ya había mostrado una devoción y una empatía que eran raras, pero Megamo estaba convencido de que podía llevarla mucho más lejos.
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Sombras de Poder {Saiki Kusuo no spi san x oc}
Fanfiction-"Yare yare no...no puedo detenerlos"- -Por supuesto que no puedes querido ¿o acaso creíste que yo era tan tonta como ella? cualquiera puede manipular con una sonrisa linda pero yo puedo controlarlos-