Pov's Omnisciente:
Aiko se encontraba en su nuevo taller, un espacio que hasta hacía poco había sido uno de los salones más grandes y lujosos de la mansión Saikou. La señora Saikou, sin pensarlo dos veces, había mandado a vaciar el salón y lo había convertido en un hermoso estudio de moda, digno de cualquier diseñador de renombre. El taller era amplio, con altos techos adornados con molduras doradas y grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural. Las paredes estaban decoradas con papel tapiz de tonos suaves, y el suelo de madera pulida brillaba bajo la luz del sol que se colaba entre las cortinas de seda.
En el centro de la habitación, una gran mesa de trabajo ocupaba un lugar prominente, cubierta de telas de todo tipo: seda, terciopelo, encajes finos, y una infinita variedad de patrones y colores. Maniquíes alineados en un lado del taller lucían los primeros bocetos de Aiko, algunos vestidos ya en proceso de confección y otros apenas en la etapa de diseño. En las paredes, un enorme tablón de corcho estaba lleno de bocetos, muestras de tela, y fotografías de inspiración, creando un mosaico caótico pero lleno de creatividad.
Aiko había pasado días enteros en ese taller, trabajando incansablemente en su primera colección. Apenas salía para comer o dormir, completamente sumergida en su trabajo, cada puntada y cada corte la acercaban más a su sueño. Mientras tanto, Megamo se encargaba de todo lo necesario para levantar la marca: ya había comprado una fábrica para el pret-à-porter y un edificio que albergaría el taller de artesanos, además de las oficinas para contables, programadores, y otros elementos imprescindibles para la empresa. Megamo estaba dirigiendo todo prácticamente solo, pero había un problema: Aiko no salía de su taller.
La señora Saikou, preocupada por el estado de Aiko, decidió intervenir. Aunque no lo mostraba abiertamente, había comenzado a ver a Aiko como la hija que nunca tuvo. Con cariño, abrió la puerta del taller y entró en silencio. Al hacerlo, quedó sorprendida por la visión que tenía ante sus ojos: los diseños colgados en el tablón de corcho, los vestidos en los maniquíes, todo en ese lugar respiraba creatividad y dedicación. Se acercó a uno de los vestidos, tocando suavemente el delicado encaje que adornaba la falda.
-Aiko, querida- Dijo la señora Saikou casi en un susurro, fascinada por la belleza de los diseños- ¿Qué maravilla es esta? ¿Los has hecho tú?-
Aiko, con una sonrisa cansada pero satisfecha, se giró para ver a la señora Saikou. Su rostro mostraba signos de agotamiento, pero sus ojos brillaban con la pasión que sentía por su trabajo.
-Sí, señora Saikou- Respondió Aiko, mientras se acercaba al vestido que la señora Saikou estaba admirando- Es parte de mi primera colección. Quiero que cualquier chica que los use se sienta como en un cuento de hadas-
La señora Saikou recorrió con la vista los demás vestidos en los maniquíes. Había desde vestidos floreados con bellos patrones y encajes, hasta vestidos cortos y ajustados con faldas de vuelo y encorsetados. La limpieza de la costura, la atención al detalle y la imaginación en los diseños eran sorprendentes. Cada prenda parecía contar una historia, como si cada hilo y cada pliegue tuviera un propósito más allá de la mera estética.
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Sombras de Poder {Saiki Kusuo no spi san x oc}
Fanfiction-"Yare yare no...no puedo detenerlos"- -Por supuesto que no puedes querido ¿o acaso creíste que yo era tan tonta como ella? cualquiera puede manipular con una sonrisa linda pero yo puedo controlarlos-