Capitulo 6: El sentido de la vida

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Se había estado quejando como una verdadera nena de todo, aquello que decía que podía hacer siempre terminaba arruinándolo, ¿es que no había excepción alguna? ¿Ni siquiera en un momento así? ¡Por cielos santo! Se había comprometido a dar vida a un pequeño al cual ahora todos querían matar, y nuevamente fallaba en su labor de protectora.

Como siempre, ella tenía que depender de los demás.

Apretó los puños en la almohada en donde dormía. Se estaba frustrando de ser la única que pidiese ayuda y la única en no buscar soluciones, Sasuke le había dicho una verdad de una forma muy cruel, pero sea como hubiese sido, era real lo que le había reprochado de forma repelente. Tal vez los golpes no hubiesen sido necesarios, pero las palabras al menos para ella, si le habían hecho abrir los ojos.

Pero no había nada... Si los mismos Uchiha no podían contra lo que pasaba, ¿cómo lo haría ella? Un pobre ignorante a cualquier Kekkei Genkai o cualquier especialidad de un Clan. Lo único que llegó a saber fue la masacre de los Uchiha y su anterioridad especialidad en fuego, y eso solo logró saber por mero capricho de la obsesión por Sasuke.

Habría sido un paraíso, pensó.

Era normal, cuando era niña pensaba en tener un futuro así, cargar con un niño de sangre Uchiha para todos lados, el bebé de Sasuke, el ser la única de haber adquirido el privilegio de ser la madre de ese niño. ¿Ahora? Eso era todo lo diferente a lo que realmente estaba pasando.

Si ella moría, si hijo también. Y Sasuke, quien se supone que debería ser su protector, su amante fiel y un padre cuidadoso, era quien quería matar a su propio hijo.

Típico de Uchiha, pensó otra vez.

―¡Sakura-chan! ―el grito desesperado captó su atención, se levantó de la cama y quiso bajar a ver a su amigo, pero nuevamente esas ganas incontrolables de devolverlo todo, regresaron con un intenso mareo.

Se agarró de la cabecera deseando que el vahído pasara con rapidez ante de terminar ensuciando el suelo. A penas se sintió un poco más estabilizada corrió al cuarto de baño, se arrodilló en el retrete y nuevamente su mejor amigo la acompañaba en la travesía de las nauseas matutinas.

Gimió al sentirse realmente mal, notaba como su cuerpo se debilitaba y prueba de ello era el querer levantarse de suelo, pero que sus piernas no siguieran la orden dada. Sentía que todo su cuerpo era una simple mata de gelatina que terminaría desprendiéndose lentamente.

La puerta del cuarto se abrió. Naruto, supuso de inmediato, no pasó mucho tiempo hasta que en unos cinco pasos a zanjadas la puerta de baño también se abrió pasando por ella el mismo rubio sonriendo de oreja a oreja.

La sorprendió de sobremanera, hacía tanto que no sonreía con esas ganas y esa hiperactividad y ahora que lo notaba, el grito que había lanzado minutos antes no era uno de preocupación o exasperación, pero si un grito desesperado de felicidad.

―Naruto ―musitó con el rostro desencajado― ¿Qué está pasando?

―Es Sai, me lo encontré en la aldea. ¡Pero no, no nos delató! ―corrió su frase al darse cuenta de la expresión aterrorizada de la chica. Sakura relajó su rostro por unos instantes antes de fruncir el ceño con confusión―. Lo mandó Tsunade Oba-chan.

¡Ahora si entendía! Su cabeza se alzó con más ánimos que antes y sus piernas nuevamente tomaron la sabia decisión de moverse por sí solas. Caminó hasta el lavamanos y se lavó los dientes lo más rápido que pudo; se lavó la cara al sentirse un poco mareada y al secarse, sonrió.

―Cuéntamelo todo ―pidió alegremente.

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Lives at stake: Uchiha HarunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora