Capitulo 9: Charlas

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Definitivamente ser masoquista se le daba de lo mejor, Sasuke le había gritado, humillado, lastimado e insultado ¿se le olvidaba algo? ¡Ah sí! La habita abandonado, golpeado e intentado matar, creo que eran todas las cosas que le había hecho, si es que se había acordado de todas y ella estaba angustiada por el chico... Dio un largo y desperezado suspiro al momento en que sentí como su cuerpo se hundía más y más en el colchón, aún así el sueño y el cansancio habían desaparecido dejando la preocupación a flor de piel. Se preguntaba dé qué demonios se inquietaba, después de todo Sasuke ya era todo un hombre, sabía cuidarse él solito.

Miró su mano, aquella que Uchiha había agarrado con tal firmeza y a la vez suavidad, no la había lastimado y era algo que hasta ahora la aturdía. Sasuke no podía estar adoptando esa forma de ser a menos de tres días de haber llegado a su lado. Una parte de ella deseó gritar de emoción, aún seguía teniendo ese comportamiento infantil, pero los recuerdos de aquellos tiempos del Equipo siete eran frescos y siempre se le venían a la mente cada que veía a Naruto, Kakashi y Sasuke juntos.

La forma en la que había pasado el tiempo casi le hace sonreír, parecía como si hubiese sido apenas unos días cuando le pidió a su ahora maestra que la entrenara desconociendo la tortura que se le venía encima para volver más fuerte y no ser una mera carga para Naruto a la hora de traer a Sasuke de vuelta a la aldea.

Suspiró al sentir que todo había sido en vano. Sasuke jamás regresó y ni mostró interés por regresar, Itachi siempre fue una excusa que añadió para no volver a su hogar, aún se seguía preguntando cuál era la razón principal de su terquedad y seguía estampándose contra sus pensamientos revueltos cada que intentaba averiguarlo. Preguntarle a Sasuke no era una opción, simplemente la jodería con su «Aldea de perdedores» como siempre.

Suspiró otra vez...

Se encontraba en la cocina sentada en la mesa de centro, no comía nada ni siquiera buscaba algo para masticar simplemente se encontraba ahí mirando fijamente un punto al vacío. En esos momentos era en lo que más deseaba poder tener más Chakra e ir a buscar a Sasuke, entonces cuando menos lo esperaba y cuando estaba a punto de rendirse e irse a la habitación del chico ―que también se había convertido en su habitación, razón por el cual el moreno había decidido rotundamente a dormir en el Futón del primer piso, lugar que no parecía muy cómodo― escuchó como la puerta principal de abría y cerraba con sigilo.

Tuvo que taparse la boca para no gritar de alegría, Sasuke había llegado y al fin podría saber si su mano se encontraba bien y poder dormir con tranquilidad. Se levantó de un salto de la silla haciéndola sonar, sintió como el suelo se movía y decidió a duras penas ignorarlo; su cuerpo se paralizó al sentir una presencia detrás suyo, volteó apenas unos centímetros su rostro para encontrarse con el filo de la Katana de Sasuke a escasa distancia de su cuello.

―Sa...

―¡Tsk, ¿eres tú? ―refunfuñó colérico al darse cuenta que casi mata a la chica.

―¿Quién más si no yo? ―repuso aturdida por el susto.

―Un enemigo; no creas que estás en el séptimo paraíso, es una suerte que no se hayan colado en la casa mientras tú estabas tan tranquila.

Observó con detenimiento como Sakura lo observaba con curiosidad buscando algo en él que hasta ahora no lograda descifrar. Frunció el entrecejo. Odiaba ser el último en enterarse de las cosas y mucho más el sentirse confundido.

―¿Qué tanto miras?

―¿Cómo has llegado tan rápido? ―desvió el tema.

―Con algo mejor conocido como entrenamiento, ¿reconoces esa palabra?

Lives at stake: Uchiha HarunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora