Capitulo 26 : Cambiando Objetivos

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Duele.

Duele cuando sabes que la única persona a la cual has amado con locura está viva, que puedes llegar un minuto antes y poder salvarla, pero, a la vez, poder llegar otro minuto tarde, viéndola morir con tus propios ojos y sin un músculo que te ayude a reaccionar.

¿Para qué? ¿Para qué reaccionar cuando ya lo has perdido todo? Cuando ya no queda nada y solo están los vacíos sueños o aspiraciones que, de todas formas, no lo lograrás.

El dolor era infinito. Sus piernas parecían ceder a cada que sus pies tocaban algo firme. Quería parar. ¡No! No iba a parar. Aún cuando todo parecía perdido, ¿y si llegaba al menos para ellos? Fue tarde para aquel bebé, no lo sería con la madre. El sudor bañaba sus cabellos y lo sentía caer por su barbilla u otras veces irse con el mismo aire. ¿Cómo era posible sudar con el viento que chocaba contra su rostro? No tenía idea, pero definitivamente era demasiado incomodo.

No pudo reprimir el jadeo de alivio que provocó el ver la entrada de Konoha muy cerca de donde estaba. El olor a humo invadió sus fosas nasales y su garganta, hastiándolo.

—¿Qué carajos...?

Detuvo su paso y con la respiración agitada activó el Sharingan. La masa de Chakra se distribuía desde el centro de la aldea hasta todo los rincones. Trató de dar un recorrido alrededor.

¡Estúpida! Idiota. ¡Irresponsable!

—Itachi —gruñó al ver la red de Chakra de su hermano junto al de Haruno.

De acuerdo. Tenía a dos chicas con las mismas neuronas que una polilla, tres chicos sin cerebro y una determinación andando por sus aires, contaminándoles la poca evasión involuntaria que deberían tener ante el peligro. Claro, pero con un rubio tan tarado como para perseguirlo durante años. ¡Sería incluso capaz de prometer traer a Shisui desde el otro mundo con tal de mantener aquella sonrisa en rostro de su amiga!

Se detuvo por un instante.

Con tal de mantener...

¿Entonces era eso? ¿Era lo que quería Sakura? Sentirse segura de que él sería capaz de todo por ella. ¿Eso era lo que quería?

Apretó los puños. ¿Darle algo lo que él no poseía? Por primera vez en mucho tiempo, supo que Naruto tenía muchas cosas más que ofrecer que él.

Hizo una mueca de disgusto antes de alejarse de ahí. Los ninjas se dispersaban, lo estaban rodeando... No, no a él. A ellos. Miró hacia su espalda, el impulso de su cuerpo por ir Sakura era insoportable. Voltear, ir con ellos, agarrarla de los hombros, abrazarla. Golpear en el trasero aguado de esos insoportables bichos llamados ninja. Pero, aun cuando élera un ninja excelente, debía aceptar que pelear contra una aldea era como poner a un Genin a pelear con los tres Sanin. Un suicidio total.

Se alejó con rapidez. Debía salir antes de que los acorralasen.

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Había salido.

Corrió por los tejados con su rostro y cabeza ocultos por la capucha de su capa.

—¡Oye tú...! —el ANBU contó con cortos segundos antes de caer inconsciente al suelo del tejado.

Se enfrentó contra no muchos guardias en lo que burló la poca seguridad de la villa y llegó a la zona comercial. Con algunas personas corriendo de poco a poco de aquí para allá con carretillas y cajas. Konoha había cambiado mucho en todo aquel tiempo de ausencia. Era completamente diferente —aunque puede que algunos lugares conservaran su esencia— por las reconstrucciones luego de la invasión que ocasionó Akatsuki.

Lives at stake: Uchiha HarunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora