Corría junto con su equipo, Taka era perfectamente conocedor de que Konoha los venía persiguiendo, pisando sus talones a cada segundo que pasaba. Sasuke también tenía consciencia de esto, pero su expresión más de temor o preocupación, era de burla.
Su orgullo le decía con seguridad de que esas larvas mal llamados ninja de Konoha, no podrían alcanzarlo. Y si en un hipotético caso lo llegaran a hacer, estarían rogando por sus vidas en menos de un pequeño pestañeo.
Su único inconveniente era un Suigetsu totalmente agotado y con su cantimplora completamente vacía.
Joder...
—¡Corran más rápido! —ordenó sin vacilación o temor de que sus compañeros, artos por la conducta de su jefe, lo desobedecieran.
Él sabía que ellos serían incapaces de aquello. Sasuke era su única salida para tener una pequeña razón para seguir una meta o un propósito en especial, por más ajeno que sea.
—Sasuke, se han detenido —informó Karin.
—Perfecto.
Itachi seguía vivo por supuesto. Y eso encolerizaba mucho más a Sasuke. Luego de que se zafara de sus antiguos compañeros de equipo, luego de que Sakura curase a Karin, y luego de haber hecho el pacto con Naruto de luchar a muerte para que cada uno de ellos consiguiese lo que quería, él se fue junto con la chica pelirroja.
Karin ya no era la misma, eso era obvio. Ya no andaba detrás de Sasuke como un perrito callejero buscando dueño. Se había distanciado y ahora solo pasaba tiempo con Suigetsu o Jūgo, observando las palomillas o los animales en conjunto. Algo que le facilitaba mucho el concentrarse y quedarse tranquilo.
—Nee, Sasuke. ¿Qué se supone que vamos a hacer ahora? —preguntó Suigetsu.
—Vamos por Itachi.
El albino suspiró resignado.
—¿Lo vas a matar nuevamente?
La mirada venenosa que le envió Uchiha le hizo entender que lo mejor era cerrar la boca y esperar una nueva orden de su jefe. Karin solo bufó; ya no le tenía miedo, si llegaba a matarla o no le daba igual, así que su «lealtad» se basaba en el simple hecho de tener una «Familia».
Y estaba claro que Sasuke no formaba parte de ella, pero Jūgo y Suigetsu si entraban en la categoría, y abandonarlos era como condenarlos a una muerte segura. Después de todo, si ellos salían heridos Sasuke no tendría la decencia de curarlo o atenderlos. Ella era médica, y a pesar de los insultos y bromas lanzadas por el albino, lo quería, y él la quería a ella. Por más que no lo aceptasen.
Su vista viajó rápidamente hasta Suigetsu, tomándole nuevamente importancia a ese momento. Entonces Sasuke a regañadientes empezó a hablar nuevamente.
—Vamos a buscarlo.
—Eso es demasiado obvio —renegó Suigetsu para sí mismo. Suspiró—. Bueno, creo que es algo de imaginarse. Pero, Sasuke ¿comeremos algo cuando encontremos una aldea o algo de paso?
—No.
—¡Pero eso es totalmente injusto! Llevamos sin comer desde ayer en la mañana, y ya está empezando a atardecer.
—Baka, yo podría cocinar y hacer algo de comer en el camino. Pero tendremos que esperar a que Sasuke vea un lugar donde acampar —intervino Karin—. Después de todo, no creo que seas tan imprudente de seguir andando con tres ninjas cansados y que podrías bajar la guardia en menos de lo esperado, ¿verdad, Sasuke?
—Hmp.
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Noche...
Las estrellas brillaban fuertemente esparciéndose de una manera elegante a los ojos de Konoha, siendo reflejadas por un par de ojos jade los cuales daban señal de encontrarse inquietos. En un cuarto a oscuras, sentada en el marco de la ventana se encontraba ella. Su rostro no tenía expresión alguna, pero sus ojos si demostraban lo que sentía. Estaba preocupada, angustiada, desesperada.
Gimió para segundo después correr rápidamente hacia el cuarto de baño. Sus pies estuvieron alerta para no tropezar y caer. Se arrodilló en frente del retrete y devolvió todo lo que había logrado ingerir hacía una hora.
Suspiró.
—Kuso.
No pasó ni cinco segundos cuando una mano se apoyó en el hombro de la chica en señal de apoyo y luego otras diferentes se sumaron a la primera. No supo cómo, pero ya se encontraba en su cama, tapada por las frazadas de un color rosado pálido.
Se encontraba a gusto ahí, caliente, segura. Pero aquel lugar no se había convertido precisamente en el mejor amigo de la peli rosada. En esas pocas semanas el retrete había sido su fiel y mejor amigo. Suspiró por segunda vez. Ella siendo medico sabía con exactitud que nada de lo que le sucedía en esos momentos era normal.
—Sakura-chan.
Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con el rostro de su compañero de equipo. Naruto tenía una expresión mucho peor que la de ella.
—Naruto. ¿No los lograste convencer? —Susurró.
El rubio meneó la cabeza con desespero. Su rostro mostraba arrepentimiento y culpa. Y Sakura sabía que en esos momentos, él buscaba una salida a lo que estaba sucediendo, sea como sea, el no planeaba darse por vencido.
Kakashi, quien hasta ahora no había intervenido en nada, la miraba de forma seria. Estando atento a cualquier cambio que ella tuviese.
—¿Qué harás? —preguntó Sakura.
Entonces reconoció ese brillo en los ojos de Naruto. Ese brillo que aparecía únicamente en sus ojos cuando iba a tocar un tema en especial. Sakura lo miró aún más desesperada que antes.
—Naruto, él no nos ayudará.
Las manos se su compañero no tardaron mucho en convertirse en puño. Sin embargo, en su rostro se encontraba esa sonrisa estúpida que —a la vista de Sakura— siempre la tuvo.
—No creo que el Teme se tome tan a la ligera esto —entonces estaba decidido, Naruto buscaría a Sasuke Uchiha, la persona que en esos mismo instantes, la chica no quería ver.
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Aclaraciones: Este fanfic no me pertenece, pertenece a Shina Uchiha quien me dio permiso de poder compartir su fanfic en la plataforma de wattpad, pueden encontrar este fic en Fanfiction.net
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Lives at stake: Uchiha Haruno
FanfictionResumen: Pelo rosa, ojos jade, piel nívea, cuerpo delgado - o puede que no tanto -, mirada regocijada. Era definitivo, la chica parada en frente del equipo Taka era Haruno Sakura, la ninja medico y kunoichi entrenada por Tsunade Senju, ahora lo que...