Capítulo 1- Cambio de aires.

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-Oh mierda.

Maldigo entre dientes con una queja de dolor.

La pobre de mi frente ha recibido un buen golpe contra la encimera cuando me he agachado inocentemente a recoger mi abundante pelo en una alta coleta.

-¿Puedo ser más torpe?

Dirijo mis ojos al espejo, se puede distinguir perfectamente la zona afectada.

Genial.

Me va a salir un hematoma.

Ignorando mi palpitante aeropuerto morado ( la parte superior de mi rostro ) procedo a terminar de arreglar mi melena.

Ya me duele lo suficiente la cabeza cuando comienza a sonar mi alarma.

-Mierda, mierda, mierda.

No puedo llegar tarde mi primer día.

Estiro el brazo con la intención de apagar el molesto ruido cuando me percato de que no es mi alerta lo que suena sino una llamada de mi madre.

Suspiro de alivio.

¡NO LLEGO TARDE!

Por lo menos de momento.

-Mamá, son las cinco y media de la mañana no hacía falta que te molestaras - digo nada más descuelgo el teléfono.

-No podía dormir, sigo con la esperanza de que reflexiones sobre...

Otra vez no.

-Aunque me insistas mucho mi opinión no cambiará.

Necesito un cambio de aires, mi vida siempre ha sido... fácil, ha estado protegida y controlada por mis padres. Decidir por mi misma, eso es lo que necesito.

Y esto es lo que quiero.

Hoy empiezo en el cuerpo de la LCN, es como el FBI en los Estados Unidos pero en Italia.

Mi país natal.

Es una organización que no lleva mucho tiempo en pie, unos cinco o seis años, la idea original era tener un equipo que luchara contra la mafia italiana. En cuanto el gobierno vio que tenía futuro lo convirtió en algo mucho más grande.

-Nunca llegué a pensar que lo fueras a... conseguir.

Auch.

-Siéndote sincera yo tampoco mamá.

Principalmente yo iba a estudiar criminología y luego ya vería por donde tirar, me gustaba la idea de ser psicóloga porque la mente de los criminales es algo asombroso.

¿Quién no tiene curiosidad por saber qué les lleva a hacer lo que hacen? ¿En qué piensan?

Después de que mi vida diera un giro de ciento ochenta grados supe que prefería verlos entre rejas que entenderlos.

Sí que hice criminología, me gradué y saqué la carrera perfecta.

Lo segundo que hice fue alistarme en un entrenamiento general que dura aproximadamente veinte semanas para poder formar parte de la LCN.

Es sin duda el mayor esfuerzo físico y mental que he realizado jamás. Por ello mi familia no me veía capaz, soy una chica menuda, bajita y delgada, el poco glúteo que tengo lo conseguí en esos cinco meses. 

Antes de pasar ese proceso infernal apenas levantaba un lápiz y me cansaba solo con subir por las escaleras un piso hasta mi casa.

-Es peligroso, entiende que solo quiera proteger a mi hija.

Asesino a bordo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora