Capítulo 21 - Ocho segundos.

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Look What You Make Me Do - Taylor Swift.

Draven.

Admitirlo, habéis echado de menos que os cuente yo la historia.

Me preferís.

Puedo guardaros el secreto, no se lo diré a Nay para que no se enfade.

Nos hicimos a un lado para dejar pasar a Davies.

-¿Y bien? - pregunté de mal humor.

Había interrumpido mi noche con mi chica.

Cuanta maldad puede albergar el ser humano Dios mío.

Se le veía bastante agitado fuera de bromas. Tanto que estaba empezando a agobiarme a mí.

-Yo...mirar...no soy un criminal.

-No te ofendas, pero es exactamente lo que diría alguien que tiene algo que esconder - intervino la pelirroja despeinada -. Es decir, un criminal.

-No joder, tenéis que escucharme.

Los colores se le habían ido de la cara. No sabía lo que diría a continuación pero iba completamente en serio.

-Soy un cotilla, por eso sé quienes sois, no escondo nada, lo juro, pero...

Di un paso hacia delante, pegando mi pecho desnudo a la espalda de aquella mujer, protector. Rodeé su pequeña cintura con mi brazo y la pegué a mí.

Me hizo risa el pequeño hecho de que con tan solo mi brazo la rodeaba entera, era tan menuda...

-Yo estaba alojado en la habitación veinticinco, ya no, un señor me pidió que se la cambiara porque tenía un segundo piso o no sé qué historias...

-Espera, ¿un señor? ¿Quién?

-No lo sé, llevaba la capa tapada.

-¿Y eres tan imbécil como para dársela así sin más?

-¡Querría privacidad!

-No sé tú, pero si un hombre viene tapado de pies a cabeza a pedirme mi habitación no se la doy así porque si - exclamó una Nayeli cabreada.

-Me ofreció...

-¿Drogas?- interrumpió la chica.

-No, mierda.

-Explícate de una vez - dije rotundo.

-Terminamos antes si venís a ver la habitación con vuestros propios ojos.

No pintaba nada bien.

-Bueno, no sé si lo sabes, pero sigues siendo sospechoso, así que seguirte hasta una habitación no es la mejor idea que se me ocurre - negué.

El rubio resopló.

-Podéis llevarme atado, esposado...me da igual, pero joder, necesito que la veáis. Estoy cagado joder, y si, se quienes sois, si, leí vuestros expedientes, sé que no sois Dianelis ni Bruno, por eso sé que podéis ayudarme - cogió mucho aire -. Porque creo que alguien quiere matarme.

Aquella frase disparó nuestras alertas.

Me giré hacia Nay, me miraba preocupada mientras rascaba su frente.

Asesino a bordo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora