Capítulo 12 - Muda, rubia, rarita...

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                           A middle of adventure, such a perfect place to start.
                                                        505, Arctic Monkeys.

Draven.

-¿Se va a volver rutina esto de encontrarte llorando en el baño? - mi atención se la llevó la ducha -. ¿Quién está ahí?

-No mires, se está duchando - dijo una Nayeli molesta.

Aparte la mirada enseguida.

-Perdón perdón - me puse de espaldas a la chica misteriosa -. ¿Puedes decirme qué ha pasado?

Solo quería llegar a la habitación y descansar, estaba reventado.

Ahora mismo mi prioridad era ella.

-¿Estás segura de que no te pasa nada? A ver, entiendo que tus hormonas estén a flor de piel pero tiene que haber un núcleo que provoque esto.

No quería sonar demasiado preocupado.

Mi orgullo no lo permitía.

Realmente me moría por agacharme y cubrirla con mis brazos.

Es a lo que me refiero cuando digo que nunca había sentido la necesidad tan grande de proteger a alguien.

Nunca.

Tampoco lo confundamos con un sentimiento romántico.

La puerta de la ducha se abrió.

-Oh, ten - me repetí a mi mismo que no podía girarme. Supuse que le había tendido una toalla -. Es amigo, no te preocupes.

-¿Cómo qué amigo? - reproché indignado -. Zanahoria, te guste o no estamos casados.

-Ni caso.

Sentía unos ojos clavados en mi nuca.

-Es posible que lo reconozcas, su foto estaba en el tablón.

¿Tablón?

-¿De qué coño hablas?

Me ignoro completamente.

-Trabaja conmigo y no va a hacerte daño.

Estaba empezando a asustarme.

¿Quién era esa chica?

¿Qué había pasado en esa puta habitación?

-Tápate los ojos.

-¿Ahora sí que me hablas?

-Draven, por favor - fue el como lo dijo, no sabía lo que pasaba pero era importante.

Lo habría hecho de todas formas, solo quería picarle.

-Ya esta, ya puedes pasar.

¿Por qué la otra chica no hablaba?

A lo mejor sería muda.

Sí que noté como pasaban por mi lado.

-Ya puedes abrirlos, se ha vestido - con ropa de Nayeli que le quedaba un poquito corta.

-¿Vas a explicármelo zanahoria?

Ella suspiró.

Dejó a la muchacha acostada en la cama. Parecía perdida.

-¿De dónde la has sacado? - le pregunté en un susurro, no era mi intención que lo escuchara -. ¿Qué es eso? Lo que llevas en el cuello, ¿qué mierdas es eso?

Tenía la zona amoratada.

-¿Ha sido ella?

-¿¡Qué!? - respondió alarmada -. No, claro que no.

Asesino a bordo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora