capitulo cuatro

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Nadie te hará daño, no si yo estoy aquí.

13 de septiembre 2023

Siete de la mañana, y mayte ya estaba en el porche de la cabaña, con un libro, ya que no podía tirar fotos.

Últimamente no podía dormir.

Aunque ya era normal, no dormía bien en los últimos cuatro años.

Mayte paro su lectura  cuando el sonido de un gran vehículo estacionándose frente a ella la trajo de vuelta a la realidad.

En la ventana del conductor, sentado en todo su esplendor, matteo estaba sentado con una sonrisa mirándola.

Matteo estaba en su casa.
A las siete de la mañana.
En una gran camioneta, muy grande para ser normal.

¿Que carajos estaba ocurriendo con ese tipo?

Ayer le rompió la cámara,

¿Hoy qué quiere?

Matteo se bajó del vehículo y se acercó a las escaleras dónde estaba ella sentada.

Cómo acto reflejo, ella se paró tropezando con sus propios pies y retrocediendo hasta que su espalda chocó con la pared de la casa.

—que hay, mayte querida—matteo la saludo con una sonrisa, saludo que fue ignorado por la castaña— okey, haré como que no me esquivaste como si fuera un virus mortal y te enseñaré esto.

Matteo se dió vuelta hacia la parte tracera del vehículo y mayte se acercó, hasta donde terminaba la escalera para mantener distancia.

Dos hombres bajaron dos motos de la parte trasera de esa camioneta/camión, para luego de que matteo les agradecio, se montaron en dicho vehículo y se marcharon.

Matteo se volvió a girar hacia ella, y su mirada le robó una sonrisa dulce a mayte.

— iremos por tu cámara nueva.

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Los pies de mayte le vibraban por la adrenalina cuando se bajó de la moto, que era una Suzuki negra, muy bonita.

— guau, no sabía que manejaba tan bien, mayte.— matteo apareció a su lado con la respiración agitada.

— me enseñaron hace años.

Ella solo se limitó a mirar el lugar donde se habían estacionado luego de decir aquello.

— bueno, vamos a comprarte tu nueva cámara. Quitaremos ese bastardo.

ese bastardo no podrás quitarlo. El daño ya está hecho. —mayte dijo en apenas un susurro, pero matteo la escuchó y se preguntó si en algún momento, mayte le contaría lo que había pasado.

Entraron a la tienda, y mayte se sintió en el cielo.

Habían un montón de estantes  con camaras de diversas marcas y formas.

Mayte, en seguida, se paseo por toda la tienda, examinando cada camara que le gustara. Matteo apenas pudo seguirle el paso, sonriendo mientras intentaba seguirla.

La observaba con detenimiento, en serio le gustaban las cámaras.

Luego de dar al menos tres vueltas por toda la tienda , mayte al fin se volteó hacia matteo, descubriendo la cercanía que este mantenía con ella, y alejándose dos pasos, nerviosa.

—¿Y bien?— matteo preguntó, impaciente.

—esta.— mayte sonrió con todos los dientes, y miró a matteo a los ojos.

casi todo [ Completa ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora