capitulo quince

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{presiento que tú siempre vas y vienes, que nunca tienes nada que perder.

Rompiendo corazones te entretienes, y cuando das el tuyo es de papel.

Presiento que serás de esos errores, de esos que estoy dispuesto a cometer.

Presiento que te vas y ya no vienes, y olvido mis presentimientos solo por volverte a ver...}

[Presiento~morat+Aitana]

¿Dónde estás matteo?

31 de noviembre 2023

— a qué no sabes a quien me encontré hace dos semanas, nicole.

—¿Quien?— Nicole le preguntó, ansiosa.

— a Cris. Me invitó a una fiesta en su casa aquí en Bahamas, estaban algunos de la secundaria. ¡Ala me dijo que me extrañó! Y también estaba leo.— mayte explico.

— valla, si supe que Cris y ala estaban juntos, pero no sabía que se habían hido de Italia.

— Nicole, tengo que irme, seguiré tirando fotos, adiós.

— chau cara mía.

Mayte sonrió, y colgó el teléfono.

Volvió hacia su cámara para ajustar el lente.

—¡Muevan ese foco, la luz tiene que ser del otro lado— mayte demando— perfecto. ¡Mira para acá corazón!

Mayte llamo la atención del pequeño, y tiró la foto.

— perfecto galán. Ahora otra pose.

Siguió tomando fotos, ayudando a el pequeño Aidan a posar bien, y después de dos horas, terminó con esa seción.

Acomodó todo su equipo, tomó su cámara y salió del set .

Hace cuatro días que no sabía nada de matt. Y se estaba empezando a preocupar.

Quiso ir a su casa, pero algo dentro de ella le dijo que tal vez estaba haciendo cosas más importantes. Más importantes que pasar tiempo con ella. Sí.

Al llegar a su casa, revisó el teléfono, pero no había ningún mensaje de matt.

¿Por qué se desapareció así?

¿Sería por el beso?

Las dudas inundaron la cabeza de may .

Miró hacia el armario.

Tal vez..
Se puso de pie y abrió su armario, para buscar la ropa que matt había dejado la primera vez que apareció en la madrugada.

Tomó la sudadera blanca y la puso frente a su cara.
Olía a él.

Mayte la había lavado, pero aún así seguía el olor de matt impregnado en la tela.

Dios, parecía una psicópata.

Se puso la sudadera, que obviamente le quedaba súper grande, y salió a la cocina.

Miró por la ventana unos minutos, viendo la densa oscuridad de la noche.

Estuvo pendiente del teléfono, pero nada.

¿Donde estás matteo?
¿Estás bien?

                •°•°•°•°•°•°•°•°

Matteo llevó su vaso a la boca. Era el tercero que tomaba en una hora.

Miró hacia la nada, tan solo con sus pensamientos.

No podía dejar de pensar en todo lo que le estaba pasando.
Las amenazas.
Las putas amenazas que siempre estaban sobre su cabeza y sobre su familia.

Ya no sabía que hacer.

Le arrebataron a su hermano, a su novia...

Y aunque la rehabilitación lo ayudó mucho a comprender que no fue su culpa, no podía evitar pensar en que también pondría en peligro a may.

No había hido a verla desde hace cuatro días.
Se quedó pensando en ese beso...
Joder, le encantó ese ínfimo roce de labios.

¿Después de seis años podría volver a sentir algo por alguien?

¿Podría volver a arriesgarse?

En estos días, casi no salía. Solo era él, sus tragos, y la soledad de su habitación.

Le habría gustado engañarse, diciendo que su cansancio y desvelo era solo flojera y falta de descanso, pero en el fondo, sabía que estaba cayendo de nuevo y cada día era mas fuerte.

Miró su teléfono por enésima vez.
Y decidió hacerlo.
Tomó el teléfono y marco a su número.

—¿Hola? ¿Matt?— la chica de ojos grises que ahora le acababa de sacar una sonrisa, respondió al tercer tono.

— el amor de tu vida.

Matt escucho la angelical risa de la castaña a través del teléfono.

— ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

Sonrió de lado ante la preocupación de may.

— estoy bien may may. Mejor ahora que te escucho. ¿Estás en tu casa?

— esperándote.

— voy para allá. Un beso.

— nos vemos matt.

              ===========

Matt tocó la puerta, y como si estuvieran justo al frente, la puerta se abrió al instante, dejando ver a la mujer de baja estatura que le estaba robando suspiros.

—¡Matt!

May tomó a matteo por las mejillas, como para examinarlo a ver si estaba bien.
Al comprobar que estaba completo, lo soltó con rapidez, nerviosa.

Matt miró a mayte de pies a cabeza. Cargaba una sudadera blanca que apenas le llegaba a la mitad del muslo, pero le quedaba muy amcha.
Lo curioso era que el reconocía muy bien esa sudadera.

—¿Esa es mi sudadera?

Mayte se miró a sí misma, luego abrió los ojos completamente, como si hubiera olvidado cómo lucía.

—eh... No, digo... ¡Sí! Yo...

Matt sonrió ante el balbuceo de mayte, y posó una mano en su espalda baja, para atraerla hacia él en un abrazo.

Fue entonces que se dió cuenta, de que extrañaba la compañía de may.

Se dió cuenta de que ella era especial, porque por primera vez, deseó la compañía de alguien por encima de la suya.

Y no sabía si eso le gustaba o lo aterraba.

casi todo [ Completa ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora