2. RESACA.

22.6K 1.3K 125
                                    

Señoras y señores.

Tengo resaca y frío.

Anoche debí dejarme las ventanas abiertas de lo ebria que iba.

Aunque no recuerdo haber bebido tanto.

Levanto la cabeza de la almohada, y noto un extraño olor... no se que es, pero no es la cosa mas agradable de este mundo.

- No puedo creer que me haya olvidado de cerrar las ventanas.

- Uuhgmm... - dijo alguien a mi lado.

Miré al chico, pero como tenia la cabeza enterrada en mi almohada no le ví la cara, pero si que vi que estaba desnudo.

¡Vaya culo!

Siempre pensé que los hombres no tenían culo, pero me equivocaba.

- ¿Vas a seguir mirándome por mucho rato mas? - me dijo el chico mirándome.

- No, y no te miraba, estaba pensando.

- Lo que tu digas.

- No es por nada, pero... ¿quién eres y que haces en mi cama?

- No puedo creer que me hayas olvidado tan rápido.

- Se llama resaca.

- Kian, anoche nos acostamos.

- Vale Kian, no es por ser grosera pero, te agradecería que te fueras.

- Si que eres directa mujer.

- Por la ventana - añadí - mis padres no pueden verte.

- ¿Son ciegos?

- No, pero si te ven me matarán.

- Vale, pero porque eres tu.

Rápidamente se vistió.

- Adiós - saltó por una de las ventanas.

- Adiós.

- Ashley - dijo mi madre entrando en la habitación - cierra las ventanas, hija.

- Ya voy, las he abierto porque olía extraño.

- No huele extraño.

- Pues cuando yo he despertado si, y de eso hace menos de cinco minutos.

- Pues no se que has hecho, pero en cinco minutos no se airea esta habitación, es demasiado grande.

- Bueno, vamos a desayunar.

Cerré las ventanas y fui a la cocina. Mi madre había bajado un poco antes que yo, por lo que ya estaba sentada en la mesa con todos.

- Buenos días familia - los salude y me senté.

- Buenos días hija - dijo mi padre.

- Buenos días Ashley - dijeron los gemelos a la vez.

Empezamos a comer todo lo que mi madre había preparado, entre bocados le decíamos lo buena que estaba la comida.

Cuando terminamos recogimos todo, y luego llamé a Jess.

- Buenos días - saludó alegre.

- Buenos días - le respondí igual - ¿ a qué se debe tu felicidad?

- Anoche hice un trío... - yo reí - fue increíble.

- Me alegro por ti.

- Y yo, bueno... ¿estás molesta?

- ¿Por qué debería estarlo?

- Porque vinieron en el taxi con nosotras y no te avisé de que lo harían.

- Jess, una pregunta.

- Dime.

- ¿Estaba sola?

- Si, ¿por?

- ¿Bebí mucho?

- No, ¿vas a decirme el por qué?

- Tengo una resaca tremenda y esta mañana había un chico en mi cama.

- Seguramente lo llamaste después y bebisteis.

- Tienes razón.

- Esta noche te toca pasar a por mi, no lo olvides.

- Lo haré, adiós.

- Hasta la noche.

Dejé el teléfono en la cama y fui a darme una ducha.

Al salir cogí el teléfono y miré las llamadas y los mensajes de anoche.

No envié ninguno.

Bailando con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora