10. TOMAD UNA DECISIÓN.

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- Hija... - dijo mi padre.

- No me vengas con hija... - hice una pequeña pausa - todos sabemos que lo que acabo de decir es verdad - mi madre me miró con los ojos llenos de lágrimas.

- No puedes hacernos esto - dijo ella - tomemos la decisión que tomemos te vamos a perder.

- Cariño - le dijo mi padre - solo hay una respuesta correcta - se giró hacia mi - si lo permitimos nos matarán a nosotros también... La semana que viene vendrán a por ti unos ángeles, hasta ese entonces te quedarás aquí, cuando vuelvas no vengas a vernos.

- Vale.

Salí de casa y fui a un parque cercano, allí llamé a Jess.

- Hey - me contestó alegre.

- Hola - intenté sonar igual.

- ¿Qué está mal?

- Nada, no quiero preocuparte... Te he llamado para decirte que la semana que viene iré de viaje, es el regalo de cumpleaños de mis padres - me dolió decir esa palabra.

- Y yo que pensaba que podría superarlos... - dijo "dolida"

- Casi siempre los superas, así que no te preocupes...

- ¿Cuánto tiempo estarás de viaje?

- Pues no lo se... no se lo he preguntado.

- Ashley, me tengo que ir, que debo comer para tomarme las asquerosas pastillas para el dolor, y mi madre me llama. Hablamos luego.

- Hablamos luego - colgué.

Estuve un rato largo sentada en el banco, viendo como la gente pasaba de un lado a otro ajena a todo lo que ocurría.

Noté a alguien a mi lado.

- ¿Te han castigado mucho?

- Un poco bastante - reímos - oye Kian - me giré para verlo mejor - la semana que viene tengo que ir a eso que me dijiste.

- Apenas se ha notado el cambió de conversación - dijo con sarcasmo - así que dime, ¿qué ha sucedido? - preguntó preocupado.

- Discutí con ellos... me gritaron mucho y cuando vuelva no tengo que verles, quieren que desaparezca de sus vidas - dije triste.

- ¿la marca?

- Si... Lo que me molesta es que quieren conservar las apariencias, así que hasta el martes seguiré viviendo con ellos y seremos una familia "feliz".

- Los ángeles no son tan buenos después de todo, creo que incluso son peores que nosotros, ya sabes: la gente de espera lo peor de los demonios, pero lo mejor de los ángeles.

- Entiendo tu forma de pensar.

Nos quedamos en silencio.

Cuando el atardecer iluminó el parque con su luz anaranjada decidí que ya era hora de irme.

- Kian... - lo llamé, el se giro - es hora de irme.

- Vale - nos levantamos - ¿te acompaño?

- Mejor que no. Adiós.

- Adiós.

Me fui a casa, ahora tendría que afrontar mis problemas, y creo que haber salido cuando estaba castigada no ayudará mucho.


Bailando con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora