23. QUERIDO HERMANITO.

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23. QUERIDO HERMANITO.

Mackenzie POV's

Aparqué delante de su casa.

- Espero que aún viva aquí - dije para mi misma.

Bajé del coche y caminé por el camino de piedra hasta llegar a la entrada.

Llamé.

Espere a que abriera.

- Hola hermanita - dijo mirándome de arriba a abajo - ¿que haces aquí?

- Necesito tu ayuda.

- ¿Piensas que luego de años sin que vinieras te voy a ayudar? ¿Sabes todo lo que he pasado allí abajo?

- Por eso mismo quiero que me ayudes - suspiró y se hizo a un lado.

- Antes de que me arrepienta.

Entré en la casa.

- Tengo una misión - se puso a la defensiva - y necesito que me ayudes a mentir.

- ¿Para qué quieres saber mentir?

- Para ayudar a una pareja, un ángel y un demonio, como papá y mamá.

- ¿Por qué quieres hacerlo?

- Porque es lo correcto, ellos hubieran querido eso, pero no pudieron pasar por encima de todo y de todos...

- Porque mamá estaba embarazada y débil.

- Y porque nos separaron desde pequeños para que tanto ángeles como demonios tuvieran un híbrido.

- Te ayudaré - lo abracé.

- Ganaremos esta guerra.

- ¿Que somos, cuatro contra dos ejércitos? Misión suicida. - reímos, aunque sabíamos que las cosas podían acabar muy mal.

- ¿Empezamos?

Ashley POV's

Aún me pesaban las palabras que dijo Mack, puede que papá, mamá y los gemelos estén en peligro por mi culpa, pero no puedo ir a verles, puede que estén vigilados.

O puede que todo sea mentira y todo es una estrategia para llevarme donde Elena y matarme.

- ¿Dice la verdad? - le pregunté a Kian.

- ¿Quién? ¿Mackenzie? - asentí - la dice, no veo ninguna razón para que arriesgue su vida y nos mienta.

- Vale.

- Salgamos a dar una vuelta, debemos parecer normales - cogimos lo necesario y salimos de casa, con los números escritos sobre nuestra piel.

- ¿Era correcto?

- ¿El qué?

- El número que le has escrito en la nuca a Mack.

- No, ella puede pasar sin problemas, aunque no parecía saberlo.

- Vale.

Esa fue nuestra última conversación de ese tipo en toda la tarde.

Fuimos al cine y a cenar, como las parejas normales, y luego volvimos a casa y nos fuimos a dormir.

No me dormí, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para poder dormir tranquilamente, estábamos en guerra y nos superaban en número. Podíamos acabar muy mal.

Bailando con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora