22. EN SON DE PAZ.

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22. EN SON DE PAZ.

Mackenzie POV's

Espere y espere en el coche delante de la casa del demonio hasta que salieran, hasta que horas después lo hicieron.

- ¡Ashley! - la llamé.

- ¡Mack! - dijo contenta.

- Tengo que hablar contigo en privado.

- ¿Es preciso?

- Si.

Ashley miró al demonio, y este asintió.

- Date la vuelta - me dijo él. Lo hice sin dudar. Me escribieron unos numeros en la nuca y me llevaron dentro de la casa.

- Ashley... no se como explicarte...

- ¿Eres una espia?

- Empecemos desde el principio.

El chico, que hasta ahora había estado de pie se sentó.

- Mis padres eran un ángel y un demonio - se miraron - como vosotros - suspiré - Elena mató a ambos y luego me educó para que pudiera ser un "ángel" normal.

- Aja - el chico asintió con la cabeza para si mismo.

- Por eso no me notaste como una gran amenaza a la que había que reducir - asintió otra vez.

- Bueno, a lo que iba, Elena quiere matarte y no parará hasta conseguirlo, ya ha ido a hablar con tus padres...

- ¿Están bien?

- De momento si - la miré con pena - pero no por mucho tiempo - ahogó un grito - Ella hará todo lo posible para que salgas. Mientras estés aquí estarás bastante segura, pero te aconsejo que te mudes varias veces y no de modo regular.

- ¿Por qué deberíamos creerte?

- Porque soy un íbrido, porque sé como protegeros, porque sé los puntos débiles de Elena, porque vine a ofreceros mi ayuda y pueden matarme a mi también...

- Todo es cierto - dijo el chico - por cierto, me llamo Kian.

- Yo Mackenzie, pero llámame Mack.

- Bueno, ¿qué hacemos?

- Yo os seguiré haya donde vayais, porque es mi trabajo...

- ¿Qué...? - preguntó Ashley cuando no seguí hablando.

- Dejala pensar - la regaño Kian.

- Si alguien pregunta por qué he entrado en vuestra casa... - seguí pensando.

- Nos conocimos allí arriba, puedes decir que te he invitado a entrar porque eres mi amiga.

- No había caído en eso - me levanté - tengo que llamar a Elena, así que mejor me voy.

- Vale, cuando salgas borrate el número.

- Vale.

Salí de la casa y me borré el número, tal como me habían dicho, me metí en el coche y llamé a Elena.

- Mackenzie.

- Elena.

- ¿Tienes noticias?

- He estado en su casa, me pusieron el código en la nuca, supongo que ahora habrán cambiado el número.

- ¿Y por qué has estado en su casa? - preguntó algo enfadada.

- Para que no sospeche que la sigo, nos conocimos allí arriba, así no huirá de mi.

- Muy buena idea, ¿por qué no la has matado?

- Eran dos contra uno.

- Si, pero tu eres un dos en uno.

Piensa Mack piensa.

- Porque sé que te gustaría matarlos con tus propias manos.

- Buena observación. Ahora debo colgar, tengo cosas que hacer.

- Vale.

Colgué el móvil, debía aprender a mentir muy bien o Elena me pillaría.

Y para ello sabía a quién debía recurrir.

Arranqué el coche dispuesta a ir a verle.

Bailando con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora